23 Sep Yair Lapid está apostando las elecciones israelíes a una gran idea
POR: Anshel Pfeffer
Primer Ministro Yair Lapid.
El primer ministro israelí cree que más que nada, los israelíes quieren un liderazgo normal, tranquilo y responsable. Las acusaciones de que no está haciendo una campaña lo suficientemente agresiva no coinciden con la realidad.
Los expertos y analistas políticos han estado criticando a Yair Lapid en días recientes por apegarse a su trabajo diario como primer ministro, viajando la semana pasada a Berlín y esta semana a la Asamblea General de las Naciones Unidas, en lugar de enfocarse en las próximas elecciones.
Mira a Benjamin Netanyahu, dicen, él ya ha hecho todo el trabajo preliminar, forzando a varias facciones fascistas a fusionarse y evitando una crisis en Judaísmo Unido de la Torah, asegurándose de que su bloque de partidos se presente en sólo cuatro listas, que están seguros de que cruzaran el umbral electoral.
Mientras tanto, al otro lado del pasillo, hay ocho partidos ¨anti-Netanyahu¨, seis de los cuales están potencialmente en riesgo de caer por debajo del umbral, lo que aumenta la posibilidad de que el bloque de Netanyahu finalmente gane su mayoría. ¿Por qué Lapid no se aseguró de que el partido Laborista y Meretz se postularan en una sola lista de candidatos, y cómo permitió que la Lista Conjunta se disolviera?
Y además de eso, ¿Dónde está la campaña de Lapid? Netanyahu está incesantemente corriendo por todo el país, publica vídeos, realiza acrobacias en línea, mientras el partido de Lapid está perdido en acción. Faltan menos de siete semanas hasta las elecciones y parecen estar durmiendo.
La primera acusación contra Lapid es ridícula. Para empezar, hizo un esfuerzo considerable para tratar de convencer al partido Laborista y Meretz de fusionar sus listas, incluso ofreciendo a los dos partidos lugares adicionales en la propia lista de candidatos de Yesh Atid. Pero era casi seguro que era una causa perdida para empezar.
Hay una diferencia importante entre los partidos con los que Lapid tuvo que trabajar y aquellos en el bloc de Netanyahu. Ninguno de los partidos en el campo de Netanyahu, con la excepción del Likud, aspiran a ser liderados por un primer ministro. No sólo eso, pero la mayoría de sus votantes tratan a Netanyahu como su campeón político, incluso si no tienen la intención de votar por el Likud.
Benjamin Netanyahu saluda después de dar un discurso de campaña desde el interior de un camión de entrega modificado con una pared reemplazada por un vidrio a prueba de balas, este mes.
Lapid no disfruta ni de cerca la misma aclamación del campo que no es de Netanyahu. A su derecha está Benny Gantz que afirma que él es el único que puede formar un gobierno, y a su izquierda está Merav Michaeli, cuya entera razón de ser es tratar de restaurar al partido Laborista a los días en que era un partido de poder. Incluso si en interés de la supervivencia a corto plazo, un bloque táctico con Meretz tendría sentido para el partido Laborista, no encaja con las aspiraciones de Michaeli de un día ser tomada seriamente como candidata a primer ministro.
Lapid no puede cambiar eso, y si alguien piensa que él podía cambiar la dinámica dentro de los partidos de la ahora difunta Lista Conjunta, realmente no sabe nada sobre la política árabe israelí. Cualquier intento directo o indirecto por parte de un político judío para tratar de interferir en sus asuntos internos habría fracasado espectacularmente y causado aún más daño a los esfuerzos para aumentar la participación ahí.
La segunda acusación contra Lapid es sólo ligeramente más difícil de responder. Sí, al ejecutar sólo una campaña de bajo perfil en este punto, corre el riesgo de permitir que Netanyahu enmarque las elecciones, pero a diferencia de Netanyahu, que está atrapado en la oposición y no tiene nada más que hacer en este momento, Lapid tiene una opción.
La ausencia de representantes de Yesh Atid en los estudios de televisión y la escasez de publicidad en línea no es resultado de la complacencia. Es una apuesta calculada de que la mayoría de los israelíes estén cansados de elecciones interminables y que se hayan centrado durante la mayor parte de esta campaña, primero en sus vacaciones de verano y ahora en pasar tiempo con sus familias durante las fiestas de otoño. Por lo tanto, la ventana real de oportunidad sólo vendrá en las semanas finales, una vez que Sukkot y Simjá Torah terminen.
Lapid ha estado trabajando desde hace un tiempo ya, desde la campaña electoral anterior, sobre la base de encuestas que muestran que la mayoría de los israelíes sólo quieren un primer ministro ¨normal¨. Alguien a quien no necesiten escuchar, y pensar sobre él, todo el tiempo. Pero han tenido a Netanyahu por tanto tiempo que se han olvidado cómo se siente tener un primer ministro normal, y el único año en que Naftali Bennett, que ni siquiera se presenta a esta elección, sirvió en el cargo no fue suficiente.
Entonces, el plan de Lapid ha sido pasar la mayor parte de los cuatro meses que tiene entre la partida de Bennett y las elecciones en ser simplemente primer ministro y tratar de lograr un equilibrio cuidadoso entre ser lo suficientemente prominente como para no pasar desapercibido, sin quedar atrapado en la cara del votante. Cada día en que hace esto con éxito es más valioso, según se piensa, que un día haciendo campaña contra Netanyahu.
En algún punto del próximo mes llegará el momento en que tendrá que pasar de primer ministro a activista, pero apuesta a que es mejor tarde que temprano.
Traducción: Comunidad Judía de Guayaquil
Fuente: Haaretz