25 Ago ¿Quién gana si los judíos de la Diáspora pierden? – Opinión
POR: Irving Lebovics
El ministro de relaciones exteriores, Yair Lapid, y el presidente Isaac Herzog en su primera reunión de trabajo, 18 de julio del 2021.
¿Quién gana más si la judería de la Diáspora pierde? ¿Alguien realmente gana algo?
Hace un año, fui parte de una reunión en las oficinas del Ministerio de Asuntos de la Diáspora entre el recién nombrado ministro de Asuntos de la Diáspora, Nachman Shai, y nuestra organización, Am Echad. El ministro mantuvo a nuestra delegación mucho más allá del tiempo asignado para esa reunión y participó en una amplia discusión positiva sobre las maneras en que podríamos trabajar juntos para mejorar la identidad judía en la Diáspora. Me marché de la reunión no sólo animado, sino impresionado con la integridad de Shai.
Mientras rompíamos el hielo, Shai mencionó su período como profesor visitante en la Universidad de Duke, lo cual llevó a una discusión sobre el equipo de baloncesto de Duke y el famoso ¨Entrenador K¨. Mencioné que podía conseguir una camiseta oficial de baloncesto de Duke para el ministro, ya que nuestro copresidente vestía al equipo de Duke. Los ojos del ministro Shai se iluminaron ante la sugerencia, pero sólo por unos pocos segundos. Casi inmediatamente respondió rogándonos que no le enviáramos nada, para que no se considerara un regalo inapropiado.
Compare esto con la historia investigativa de Kalman Libskind en Maariv la semana pasada, afirmando que el Ministerio de Asuntos de la Diáspora se apropió indebidamente de 30 millones de shekels a instancias del miembro de la Knesset Gilad Kariv. El objetivo de la financiación es promover el judaísmo reformista en Israel como parte de un ¨proyecto de renovación judía¨. El dinero fue transferido a una pequeña organización llamada Panim, donde Kariv se desempeñaba como un miembro de la junta ejecutiva siendo ya un miembro de la Knesset, a pesar de testificar lo contrario.
Incidentalmente o no, Kariv también es el anterior CEO inmediato del Movimiento para el Judaísmo Reformista y Progresivo de Israel. También incidentalmente o no, Kariv y Shai entraron a la coalición en nombre del partido Laborista. No hubo licitación, ni criterio y el CEO de Panim estuvo supuestamente involucrado en la redacción de los planes para la asignación.
Para que no piense usted que esto es un cambio pequeño, esta apropiación indebida equivale a casi la mitad del presupuesto anual del ministerio. Sin embargo, se consideró que valía la pena invertir la mitad de lo que se invierte en la comunidad judía mundial para promover el fuerte movimiento reformista israelí de 40 sinagogas. Y, a menos que Israel sea ahora considerada parte de la Diáspora, esto parece ser una grave apropiación indebida de los fondos destinados a la identidad judía en la Diáspora.
¿Cómo sucedió que Kariv utilizó su posición como presidente del Comité Legal de la Knesset para canalizar dinero a través del Ministerio de Asuntos de la Diáspora a una organización en cuyo directorio sirvió, violando la ley israelí, y evitando la revisión normal de la Knesset?
¿Cómo sucedió?
Según se informó, Panim es una pequeña organización con sólo dos empleados y sin experiencia en administrar una subvención tan grande. Maariv también informó que la oficina del fiscal general en realidad advirtió a Shai que toda la iniciativa era legalmente problemática, ya que su ministerio sólo está autorizado a financiar proyectos relacionados con la Diáspora.
Este caso huele a corrupción desde una milla de distancia. Sin embargo, casi una semana después de que estallara la historia, los principales medios de comunicación masivos israelíes y judíos han elegido ignorarla. ¿Dónde está la prensa, el autodenominado ¨perro guardián de la democracia¨? ¿Dónde está la indignación? ¿Dónde están los mismos guerreros que se niegan a sentarse en una coalición con el ex primer ministro Benjamin Netanyahu por sus supuestas irregularidades?
El ministro de asuntos de la Diáspora, Nachman Shai, llega a la Residencia del Presidente en Jerusalem con los ministros recién juramentados en junio.
En décadas recientes, el movimiento reformista ha reemplazado los principios de la fe judía con el concepto de tikkun olam y una dedicación a la justicia social. ¨Tzedek, Tzedek Tirdof¨, el llamado bíblico a la búsqueda de la justicia, se ha convertido en el grito de batalla de los movimientos progresistas. Así que sólo sería natural esperar que el liderazgo de la Unión Mundial del Judaísmo Progresista, así como los líderes locales, se pronuncien contra las sospechas de corrupción en su entorno. Ninguno se ha pronunciado hasta ahora.
El desprecio por el principio de la legalidad, por el gobierno adecuado, y el sentido de derecho es asombroso. Sin embargo, aún más preocupante es el desprecio por la verdadera crisis de identidad judía que azota el mundo.
Trágicamente, mientras millones de jóvenes judíos están abandonando la comunidad, en particular del movimiento reformista, y entre menos y menos judíos se conectan con cualquier forma de judaísmo o apoyo a Israel, el gobierno elige canalizar los fondos tan necesarios a una operación turbia, que no tiene nada que ver con su misión declarada de servir a la judería mundial.
Sólo piense cuántos programas de liderazgo judío, ulpans, viajes a Israel, esos 30 millones de shekels podrían haber cubierto. ¿Cuántos niños en Estados Unidos, Europa y América del Sur podrían haber aprendido más sobre su historia, cultura y patrimonio? ¿Cuántos planes de estudio y capacitación de profesores más podrían haber sido patrocinados para mejorar la educación judía? ¿Cuántos estudiantes judíos podrían haber sido animados a tomar medidas en los campus universitarios ante al antisemitismo, las campañas BDS y la retórica pro-palestina que enfrentan?
Pero, en su lugar, Shai y Kariv presuntamente han decidido usar al Ministerio de Asuntos de la Diáspora como su propia alcancía para promover la agenda, en gran medida irrelevante, de los reformistas israelíes a través de una organización sin fines de lucro oscura sin ninguna actividad real.
Si Israel está comprometido con preservar la próxima generación de judíos en la Diáspora, si Israel está dedicado a limpiar el gobierno, si los medios de comunicación israelíes quieren preservar la confianza pública, y si el movimiento reformista quiere mantener su dedicación a la justicia social, esta historia no puede ser barrida debajo de la alfombra. Tiene que ser sometida a la clase de escrutinio que se espera en todos los casos de presunta corrupción, y si se descubre que es cierto, todos los involucrados deben enfrentar las consecuencias.
Pero, lo más importante, los fondos tienen que volver a servir a aquellos que están destinados a servir -millones de jóvenes en la Diáspora que nunca han escuchado hablar del Ministerio de Asuntos de la Diáspora.
Traducción: Comunidad Judía de Guayaquil
Fuente: The Jerusalem Post