18 Feb ¿Por qué Irlanda odia a Israel? – Opinión
POR: Mark Regev
El ministro de Relaciones Exteriores y Defensa de Irlanda, Hossein Amir-Abdollahian en Teherán, el 14 de febrero del 2022.
El antisemitismo subyacente es sólo una parte de una explicación para la hostilidad irlandesa. Ver el conflicto árabe-israelí únicamente a través de una lente distorsionada es otra.
Las relaciones entre Dublín y Jerusalem no son particularmente buenas. De todos los estados miembros de la Unión Europea, Irlanda es probablemente uno de los más críticos/hostiles hacia Israel. Y si esto cambia, probablemente lo hará sólo para peor. Las encuestas muestran que es probable que el Sinn Féin, firmemente antiisraelí, actualmente en la oposición, aumente su representación en el próximo parlamento, aumentando las posibilidades de que forme parte del gobierno y determinar la política exterior de Irlanda.
Uno podría haber esperado que hubiera una amistad natural entre la República de Irlanda y el Estado de Israel, siendo ambas democracias occidentales nacidas en luchas no muy diferentes por la independencia.
En los años 1940, Yitzhak Shamir, quien más tarde se convirtió en el séptimo primer ministro de Israel, era un líder en el clandestino Lehi (el Grupo Stern) y etiquetado como terrorista por los británicos. Shamir, inspirado por la insurrección armada después de la Primera Guerra Mundial que llevó a la creación del Estado Libre de Irlanda, eligió famosamente el nombre Michael como su nombre de guerra por Michael Collins del Ejército de la República de Irlanda.
Pero no es sólo que lo judíos sintieran afinidad hacia los irlandeses; el sentimiento era mutuo. En marzo de 1945, un escritor para la influyente revista The Bell de Dublín, escribió sobre los eventos en el Mandato de Palestina: ¨Nunca olvidemos que el pueblo irlandés …ha experimentado todo lo que está sufriendo el pueblo judío en Palestina de parte de los ´matones´ entrenados que ´atacan a tiros a los tarzanes´ y los ´terroristas´ británicos que el poder del Mandato ha impuesto al país¨.
En 1950, después de la independencia de Israel, el ministro de relaciones exteriores de Irlanda, Seán MacBride, escribió a su homólogo israelí, Moshe Sharett, que ¨Irlanda e Israel son naciones antiguas y al mismo tiempo estados nuevos que han logrado la libertad después de una larga y dura lucha¨.
Bandera irlandesa.
Ese mismo año, la preeminente figura política irlandesa del siglo XX, Eamon de Valera, entonces líder de la oposición, se convirtió en uno de los primeros estadistas internacionales en visitar el recién nacido estado judío, cenando en Jerusalem con el primer ministro israelí, David Ben-Gurion (en la casa del abuelo del presidente Herzog).
Un cínico podría argumentar que la visita de Valera fue diseñada para expiar pecados pasados. Bajo su liderazgo, Irlanda permaneció neutral durante la Segunda Guerra Mundial. A continuación del suicidio de Hitler en mayo de 1945, y después de las liberaciones aliadas de Buchenwald y Bergen-Belsen en abril, que generaron historias en todo el mundo sobre el Holocausto, de Valera, no obstante, visitó la misión diplomática alemana en Dublín para ofrecer condolencias por el fallecimiento del führer. La neutralidad de Irlanda no lo obligaba a hacerlo.
En el momento de la visita de Valera a Jerusalem, las relaciones anglo-israelíes todavía sufrían la dura acritud que caracterizó el final del Mandato de Palestina. Ben-Gurion se preocupaba por la intervención militar británica en contra de Israel a nombre de los árabes, que ya había ocurrido en pequeña escala durante la Guerra de Independencia de Israel. De Valera estuvo indudablemente encantado de abrazar a una víctima compañera de la ¨pérfida Albion¨.
Algunos ven las raíces de la antipatía actual de Irlanda hacia Israel en el antisemitismo tradicional de la iglesia. El catolicismo ha sido una parte integral de la identidad nacional irlandesa, y sólo en los años 1960 el Segundo Concilio Vaticano absolvió a los judíos de la culpabilidad en la crucifixión y el antisemitismo teológico que la acompaña.
Por supuesto, en la Irlanda de hoy, la iglesia ha perdido gran parte de su influencia anterior; referendos aprobados con amplias mayorías que permitieron el matrimonio entre personas del mismo sexo (2015) y derogaron la prohibición constitucional del aborto (2018). Pero la experiencia europea demuestra que la secularización no significa necesariamente que se disipa el antisemitismo; este más antiguo de todos los odios simplemente se metamorfosea de un enfoque en el deicidio a sus manifestaciones más modernas.
Una encuesta de ADL (Liga Antidifamación) del 2014 sobre el antisemitismo en Irlanda encontró que el 52% de la población estaba de acuerdo con la afirmación de que ¨los judíos son más leales a Israel que a este país¨, 30% que ¨los judíos todavía hablan demasiado sobre lo que les sucedió en el Holocausto¨, 28% que ¨los judíos tienen demasiado poder en el mundo de los negocios¨, 27% que ¨los judíos creen que son mejores que otras personas¨, 25% que ¨a los judíos no les importa lo que le suceda a nadie mas que a los de su clase¨, y 21% que ¨los judíos tienen demasiado control sobre los asuntos mundiales¨.
En el 2021, el Instituto para Estudios de Seguridad Nacional (INNS) y la Agencia Judía copatrocinaron un informe sobre el antisemitismo europeo. El capítulo sobre Irlanda documentó comentarios extremos contra Israel por parte de parlamentarios irlandeses que revelan una clara intolerancia hacia los judíos, incluyendo usar el peyorativo ¨nazi¨ cuando describen al estado judío, llaman a la destrucción de Israel, y propagan teorías conspiratorias como la de la supuesta responsabilidad del Mossad por la derrota de Jeremy Corbyn en las elecciones británicas del 2019.
El pugnaz movimiento de boicot anti-Israel acosa activamente a cualquier institución que tiene la temeridad de albergar a figuras culturales israelíes. El resultado: los artistas, actores, músicos y bailarines de Israel simplemente no son bien recibidos en la república; los ciudadanos de ningún otro país enfrentan una discriminación tan sistemática e indefinida. (Aparentemente los israelíes son recibidos más cálidamente en el Golfo Árabe que en la Isla Esmeralda).
Sin embargo, el antisemitismo subyacente es sólo una parte de la explicación de la hostilidad irlandesa. Ver el conflicto árabe-israelí únicamente a través de una lente distorsionada es otra.
Todos los países entienden a Israel a través de su propio prisma nacional. En Estados Unidos la idea de una sociedad libre fundada por inmigrantes que huían de la persecución resuena fuertemente. Tal ethos puede crear una empatía instintiva por el estado judío.
Por el contrario, en gran parte de la Europa Occidental la culpa poscolonial es omnipresente. Si los detractores de Israel retratan con éxito a Israel como un implante colonialista, el sentimiento anti-Israel sigue naturalmente.
En la República de Irlanda, la experiencia histórica irlandesa se traspone a menudo de manera irreflexiva e incorrecta a la disputa árabe-israelí: los israelíes aparentemente condenados a desempeñar el papel de los nefastos ocupadores británicos, los palestinos el papel de los virtuosos irlandeses luchando por su independencia. Toda evidencia que contradiga esta narrativa simplista se considera superflua, oscurecida por el paradigma erróneo todopoderoso.
Una vez en la fiesta de Dublín, me uní al ¨Recorrido a Pie de la Rebelión de 1916¨. Nuestro grupo siguió los pasos del Levantamiento de Pascua, el guía ávido de que nosotros no sólo domináramos los hechos, sino que reconociéramos la justicia intrínseca de la lucha por la libertad de Irlanda. La gira parecía estar compuesta en su mayoría de estadounidenses irlandeses, canadienses irlandeses y australianos irlandeses, todos orgullosos de sus raíces familiares y deseando fortalecer su conexión con su patria.
Esperemos que la opinión pública irlandesa eventualmente podrá aceptar que los judíos también tienen el derecho a estar justificablemente orgullosos de su patrimonio y renacimiento nacional. Si no, acabar con la antipatía de Irlanda puede necesitar el surgimiento de una clandestinidad sionista que una vez más comience a volar estaciones de policía británicas (afortunadamente, no sucederá pronto).
El escritor, antiguamente un asesor del primer ministro, es miembro visitante principal en la INSS. Sígalo en @AmbassadorMarkRegev en Facebook.
Traducción: Comunidad Judía de Guayaquil