09 Feb La negativa haredi a las FDI es un crimen y viola el judaísmo
POR: Amotz Asa-El
Judíos ultraortodoxos participan en una demostración masiva en Jerusalem en contra de los miembros de su comunidad que sirven en las FDI.
MIDDLE ISRAEL: La respuesta de los políticos ultraortodoxos a la enmienda del proyecto de ley de conscripción expone su bancarrota moral.
La audiencia en el Teatro Sión escuchó silenciosamente cómo el rabino bien vestido frente a ella decía apasionadamente: ¨Deseo llegar a un momento cuando el pueblo judío grite en voz alta: ´¡No iremos a la batalla!´¨
No, Judah Magnes no era ultraortodoxo; de hecho, era reformista, y su causa, el pacifismo, alimentaba una lucha interreligiosa a la que se unió con sacerdotes cristianos.
Era 1923 esa noche, y la violencia al por mayor que esperaba al proyecto sionista aún no había estallado. Pero cuando la violencia llegó, los judíos fueron a la batalla, ignorando la advertencia de Magnes de que ¨no hay mayor pecado o maldad en la vida que la guerra entre las naciones¨.
Aun así, algunos judíos prometieron ¨No iremos a la batalla¨, como nos recordaron esta semana cuando la Knesset aprobó en una primera lectura el nuevo proyecto de ley de conscripción. Lamentablemente, la causa de estos no-guerreros no es el pacifismo, sino la evasión del servicio militar obligatorio que, en este caso, no es menos malvado que la guerra, quizás más.
El proyecto de ley que fue aprobado el lunes modifica la Ley de Conscripción, para que la edad a la cual un estudiante de yeshivá puede dejar la yeshivá e ir a trabajar disminuya de 26 a 21 y luego aumente a 23.
Haredim protestan en Jerusalem contra la conscripción de los jóvenes ultraortodoxos en el ejército.
Además, la enmienda establece objetivos numéricos para el reclutamiento de estudiantes ultraortodoxos en las FDI y recorta el presupuesto para las yeshivot que no cumplan los objetivos.
La enmienda es parte de una saga política de más de 70 años. Lo que comenzó cuando David Ben-Gurion aplazó el servicio militar de 400 estudiantes selectos se disparó en 1977, cuando Menachem Begin eximió efectivamente a todos los hombres ultraortodoxos del servicio militar completo.
Así fue como las 400 exenciones de David Ben-Guriion se convirtieron en más de 11,000 anuales. Mientras tanto, la parte de hombres exentos de la admisión anual de reclutas se triplicó, de 3.1% en 1976 a 9.2% en 1999, según un informe escrito por un panel gubernamental dirigido por el extinto juez Zvi Tal.
Mientras esto sucedía en el campo, el acuerdo con la ultraortodoxia fue desafiado en múltiples frentes.
Legalmente, la Corte Suprema de Justicia dictaminó que todo el arreglo viola el principio de igualdad ante la ley y, por lo tanto, es inconstitucional. Económicamente, quedó claro que el resto de Israel no podrá financiar el no trabajo ultraortodoxo por mucho más tiempo. Y políticamente, el acuerdo ultraortodoxo estuvo bajo fuego por su inmoralidad.
Así es como los políticos, de ambos lados de esta división, comenzaron a buscar maneras de incrementar el número de trabajadores y soldados ultraortodoxos, un esfuerzo bendito que produjo una plétora de universidades técnicas ultraortodoxas, programas variados para el servicio militar ultraortodoxo y una variedad de alternativas de servicio nacional.
Además, esto es parte de la retirada glacial, pero constante, de su histórica hostilidad a la idea sionista, el estado judío y las FDI.
Miles de hombres y mujeres ultraortodoxos están ahora adquiriendo profesiones que ninguno de sus padres tuvo -incluyendo programación, contabilidad, trabajo social y leyes -y de allí proceden al lugar de trabajo israelí, donde se encuentran con la modernidad, el secularismo, los gentiles y también con miembros del sexo opuesto.
A pesar de esta transición, los legisladores ultraortodoxos respondieron a la legislación de esta semana como si los cosacos hubieran irrumpido en el shtetl con órdenes de secuestrar a sus muchachos y hacerlo pelear para el zar.
¨Este es uno de los momentos más bajos de la política israelí¨, gritó el presidente de Judaísmo Unido de la Torah, Moshe Gafni, ¨Es una ley miserable …antijudía, en contra de la Torah …quieren integrar a los haredim …no nos integraremos; ¡Queremos alejarnos de ustedes!¨
¿Antijudía? Wow. ¿No escribió el mismo Maimónides que en un ¨deber de guerra¨ -queriendo decir una librada por un enemigo para destruirnos, como Hamas, Hezbollah o Irán -¨todos salen a la batalla, incluso un novio de su habitación y una novia de debajo de su dosel nupcial¨ (Leyes de los Reyes, 7:4)?
El colega de Gafni, Uri Maklev, fue más lejos. ¨Ustedes han convertido a los estudiantes de Torah en ciudadanos criminales!¨ acusó, luego produjo dos excusas -una vieja, la otra nueva -para la evasión del servicio militar que pretende legitimar, industrializar y perpetuar.
El viejo argumento era que ¨el ejército no es un valor¨, porque ¨es [meramente] una necesidad, [mientras que] estudiar torah es un valor; aquellos que estudian la Torah llevan la carga no menos que cualquier otro, ¡y esta es la tradición que ustedes quieren destruir¡¨
El nuevo argumento es que ¨no hay necesidad del reclutamiento¨ porque ¨como todos saben¨, las FDI ¨tienen miles de soldados por lo que no hay necesidad¨.
Bueno rabino Maklev, el ejército en realidad es un valor. En el ejército, dejamos a un lado nuestros colores sectarios y aprendemos, trabajamos y nos cuidamos unos a otros. Es el lugar donde los israelíes medios rompen los muros de los ghettos que usted intenta cementar. El ejército es la razón por la que hay más solidaridad social en Israel que en la mayoría de las otras sociedades occidentales.
En cuanto a ¨necesidad¨, eso puede ser dicho sobre el trabajo, y eso es lo que usted teme, pero no admitirá: que una vez que se les permita legalmente ir a trabajar, muchos dejarán sus yeshivás, que llevan a los ghettos donde los atrapa de por vida. Eso es lo que usted teme, y no el estudio de la Torah, que nadie quiere perjudicar, menos que nadie un primer ministro observante como Naftali Bennett.
En cuanto a las necesidades del ejército, sí, están cambiando, y en años recientes las FDI redujeron el servicio de los hombres de 36 a 32 meses. Sin embargo, si su rebaño se hubiera enlistado, el servicio de nuestros hijos podría haber reducido aún más.
En otras palabras, otros israelíes no sólo arriesgan sus vidas por la supervivencia de Israel cuando sus hermanos ultraortodoxos no lo hacen, ahora también sirven más porque usted hace que otros sirvan menos, si es que lo hacen.
Eso no es simplemente injusto; legal, moral y también religiosamente, es un crimen. Eso es lo que quiso decir Moisés cuando reprendió a las tribus de Reuben y Gad (Números 32:7): ¿Van a ir a la guerra sus hermanos mientras ustedes se quedan aquí?¨
El éxito de ventas del escritor Mitzad Ha´ivelet Ha´yehudi (La Marcha Judía de la Locura, Yediot Sefarim, 2019) es una historia revisionista del liderazgo del pueblo judío desde la antigüedad hasta la modernidad.
Traducción: Comunidad Judía de Guayaquil