14 Ene La ruta del odio y la intolerancia en los Estados Unidos
Por Lic. Bryan Acuña Obando
Bandera de EE.UU. Foto: Creative Commons
El pasado 2 de enero dos sujetos agredieron a un hombre judío religioso en el barrio de Brooklyn en Nueva York, en una muestra de cómo el cáncer de la intolerancia comienza a hacer metástasis en la sociedad estadounidense, situaciones que se analizaron constantemente en informes del Centro Simon Wiesenthal que publica los peores eventos antisemitas en el año, el último en diciembre anterior, sin limitarse solamente a los Estados Unidos sino en todo el mundo.
El supremacismo y el odio racial ha tenido su clímax más desastroso en la región europea; contemplando millones de seres humanos exterminados sistemáticamente durante el gobierno nazi en Alemania, y hoy se mantienen manifestaciones contra minorías, desde el discurso civil hasta en las cúpulas del poder político.
Destaca que, en el caso europeo, la violencia y crímenes de odio no son un negocio exclusivo de supremacistas raciales. Sino que en los últimos años también han crecido los ataques por cuestiones ideológicas y religiosas.
Ejemplo de lo anterior, en diciembre de 2019 un joven israelí fue agredido en París por hablar hebreo en un metro, a golpes. Esto lo perpetraron dos ciudadanos migrantes de origen africano quienes mientras lo agredían, aprovechaban para maldecirlo y hacer consignas islamistas radicales.
Sin embargo, esto no es un tema que empañe solo la convivencia en Europa. Hay un creciente fenómeno en los EE. UU de los últimos años que ha causado ataques contra minorías, entre estos, actos de antisemitismo que se hacen cada vez más constantes. En 2020 las autoridades del FBI señalaron que los crímenes de odio en Estados Unidos llegaban a más de 7.759 casos con incidentes delictivos, 10.532 delitos motivados por prejuicios raciales, étnicos, orientación sexual, discapacidad y género.
El informe marca un aumento de al menos 6% con respecto al 2019 y en lo que se refiere a la totalidad de situaciones delictivas ocurridas, el 64% tuvieron prejuicios discriminatorios, el 36% contra personas negras o afroamericanos, 10% contra blancos y al menos 9% contra judíos.
Cabe destacar que a diferencia de lo que ocurre en Europa, en Estados Unidos no hay prohibición de utilizar parafernalia nazi o racista. Tampoco se impide que estas agrupaciones manifiesten su odio directamente a través de marchas y son supervisadas por las fuerzas del orden en el país. Siendo vetadas solo aquellas que derroquen el gobierno o que incurran en actos de violencia. Esto puede poner en peligro la seguridad de las instituciones del Estado, como el ataque contra el Capitolio el 6 de enero de 2021.
La violencia contra minorías en el país enciende las luces de alerta de lo que pueden trascender. Ataques mortales contra sinagogas (Pittsburgh y Orlando), así como agresiones emprendidas contra judíos ortodoxos en los barrios de Brooklyn, violencia contra migrantes y personas negras, así como la detención de racistas con apología al odio y que tuvieran planeado ejecutar atentados son algunos de los elementos importantes de destacar.
El crecimiento de las acciones de fanatismo no se endosa exclusivamente a la gestión del expresidente Donald Trump. En 2014, con Barack Obama en funciones, se había dado un importante aumento de violencia contra grupos minoritarios. Situación que escaló con los años y se mantiene con la presencia Joe Biden y de la vicepresidenta Kemala Harris, descendiente de afrocaribeños y tamiles.
La situación de racismo y crímenes de odio en Estados Unidos parece no será temporal, sino que por el contrario da la sensación de que se puede deteriorar aún más, principalmente por la manipulación que utilizan algunos sectores para “acarrear agua” a sus campos de afinidad política.
Es importante no apartar el dedo sobre el renglón de la historia discriminatoria que está plasmándose con más fuerza en los Estados Unidos. Se debe contemplar con mucho cuidado el retroceso en cuanto al respeto hacia los derechos humanos, la empatía social y el respeto hacia los otros. Considerar que la ruta que se está tomando podría ser el reflejo de la degradación que degeneraría en resultados nefastos como en el siglo anterior.
Un detalle que es posible aborde en un próximo artículo, es que en su mayoría se ha hablado de discriminación por grupos de extrema derecha. Pero hay un elemento que debe seguirse contemplando en estos análisis. La situación de los grupos de extrema izquierda y los grupos islamistas radicales aun en Estados Unidos. Engrosan sus filas no solo con activistas a favor de sus posiciones políticas sino con gente que tiene su propia agenda beligerante. Y que se suman a esta lista de intolerancia creciente en este país.
Es incluso un tema que se debe ver en el marco no solo de la población, sino de los liderazgos políticos, donde en las dos fuerzas políticas más importantes, hay elementos que promueven la polarización y los llamados nocivos que podrían eventualmente transformarse en motivos de crisis sociales y de enfrentamientos entre diferentes grupos, por lo que el tema no se puede tomar con ninguna clase de ligereza.