12 Jul En Holanda, los nazis construyeron un lujoso campo para calmar a los judíos antes de asesinarlos
‘Fue uno de los grandes esfuerzos alemanes enfocados en asegurarse que los judíos no entendieran lo que los nazis estaban haciendo’
Los padres del Rabino en Jefe holandés Binyomon Jacobs sobrevivieron al Holocausto en la clandestinidad, y él a menudo habla sobre el genocidio en Westerbork a los escolares.
Mientras los judíos en muchas partes de Europa eran sometidos a la violencia, tortura, abuso y muerte en los campos, en Westerbork había una inquietante ilusión de civilidad.
WESTERBORK, Holanda (JTA).- Nada en las imágenes que Rudolf Breslauer filmó ahí el 30 de mayo de 1944 sugería que fueron tomadas dentro de uno de los campos de concentración nazi más grandes de Europa.
En la filmación de Breslauer, un prisionero judío-alemán en el campo de Westerbork en el noreste de Holanda, los prisioneros son vistos jugando fútbol entusiasmadamente en uniformes de equipo, completados con un árbitro en un traje especial.
Un hombre de mediana edad vistiendo un traje y un niño que puede haber sido su nieto pasean alegremente en el sol como espectadores. En otros segmentos, los prisioneros son visto presentando actuaciones de teatro, trabajando en modernas fábricas e incluso yendo a la iglesia -una actividad asumida por muchos judíos alemanes antes del Holocausto, incluyendo a algunos que se habían convertido al cristianismo justo antes o durante el Holocausto en un esfuerzo vano para escapar de la persecución de los nazis.
La película es uno de los dos únicos trabajos cinematográficos conocidos por haber sido producidos dentro de un campo de concentración para judíos en funcionamiento -el otro fue en Theresienstadt.
Comisionada por los comandantes de Westerbork para propósitos de propaganda, la película de Breslauer es una rara documentación de la sofisticada fachada empleada por los nazis en el campo, donde hace 75 años empezaron a poner en marcha el asesinato sistemático de tres cuartos de los judíos holandeses -la tasa de muerte más alta en la Europa occidental ocupada por los nazis. Westerbork servía como un así llamado campo de tránsito desde el cual, 100,000 judíos holandeses fueron embarcados a los campos de la muerte nazis en Polonia.
http://www.timesofisrael.com/in-holland-the-nazis-built-a-luxury-camp-to-lull-the-jews-before-murdering-them/?utm_source=The+Times+of+Israel+Daily+Edition&utm_campaign=f1d81ca9c9-EMAIL_CAMPAIGN_2017_07_07&utm_medium=email&utm_term=0_adb46cec92-f1d81ca9c9-55331197 Pinchar en el link para ver el vídeo.
El subterfugio mantenía la ilusión de que los prisioneros del campo eran enviados a campos de trabajo, dándoles esperanza y un incentivo para cumplir con las órdenes que ayudaban a asegurar la eficiencia mortal de Westerbork, de acuerdo a Johannes Houwink ten Cate de la Universidad de Amsterdam, quien está entre los expertos más destacados del mundo sobre el Holocausto en Holanda.
De acuerdo a ten Cate, el engaño se extendió mucho más allá de las imágenes posiblemente escenificadas que Breslauer capturó con su cámara (Breslauer fue enviado a Auschwitz con su esposa y sus tres hijos en 1944. Solamente su hija Chanita sobrevivió a la guerra).
“El tamaño del hospital del Campo Westerbork, el cual era uno de los mejores y más grandes hospitales de su clase, simboliza la mentira nazi de que los judíos iban a ser puestos a trabajar” más al este, dijo ten Cate a JTA en una entrevista la semana pasada antes del 75to aniversario del primer transporte de la muerte desde el campo, el cual tuvo lugar el 15 de julio de 1942.
“Fue uno de los muchos grandes esfuerzos alemanes enfocados en asegurarse que los judíos no entendieran lo que los nazis estaban haciendo”, añadió él.
En Amsterdam, un memorial del Holocausto fue erigido en el antiguo teatro donde 80,000 judíos holandeses fueron encarcelados antes de la deportación a los campos de tránsito nazis tales como Westerbork, 15 de enero del 2017.
Estos esfuerzos rindieron sus frutos, de acuerdo a Henny Dormits, de 87 años, una sobreviviente del Holocausto que vivió en el campo con su familia por dos años antes de que fueran enviados a Theresienstadt.
Mientras los judíos en muchas otras partes de Europa eran sometidos a la violencia, tortura, abuso y asesinato en los campos, en Westerbork, “la gente no era abusada, eran tratados correctamente”, dijo ella durante una entrevista para la televisión holandesa en el 2011. Ella habló en la antigua vivienda de Albert Gemmeker, el comandante nazi de Westerbork, la cual es la única parte del campo que todavía existe hoy en día.
Los alemanes “hicieron todo lo posible para mantener a la genta calmada aquí para que así nadie estuviera asustado”, cuenta Dormits. Y así cuando la gente era transportada en los vagones de ganado, “todos asumieron que estaban yendo a otro campo de trabajo”.
Westerbork incluía muchas comodidades que los prisioneros judíos de los campos de concentración en otros lados sólo podían soñar, incluyendo permisos para salir del campo sin supervisión -dados exclusivamente a gente con familia todavía dentro del campo, para que así ellos no escaparan -y producciones de cabaret con instrumentos musicales.
Pero era la calidad del tratamiento médico en Westerbork lo que aseguró la ilusión, de acuerdo a Dormits.
Miles de piedras con la Estrella de David en ellas recuerdan a los 100,000 judíos que llegaron a través del campo de tránsito Westerbork en Holanda en su camino hacia los campos de la muerte nazis.
“La gente era operada ahí por los mejores médicos, ellos estaban hospitalizados por semanas enteras mientras sanaban, y cuando estaban todos mejor eran puestos en un transporte”, recordó en el documental. “Éste era el mundo ficticio en que vivíamos”.
Esta forma de engaño fue extremadamente efectiva, de acuerdo a Dirk Mulder, el director del Centro Recordatorio del Campo Westerbork, una organización no gubernamental con financiamiento estatal que es responsable por la conmemoración y trabajo educativo en el antiguo campo.
El mensaje del hospital era, ¨Nosotros los alemanes tenemos las mejores intenciones para ustedes, mejoren en este gran hospital para que así podamos ponerlos a trabajar en otro lugar¨, dijo Mulder en un documental holandés.
Sin embargo, no todos fueron engañados. Gemmeker, quien tenía una relación amistosa con el cineasta judío Breslauer, una vez le dijo al camarógrafo algo que hizo que Breslauer se diera cuenta que los transportes era un boleto sólo de ida, de acuerdo a Chanita Moses, la hija de Breslauer. Su padre no dijo exactamente lo que Gemmeker le contó a él, le dijo ella al equipo de filmación de la televisión holandesa.
El vocero de Cheider, Rabino Binyomin Jacobs con estudiantes holandeses no judíos en el lugar del campo de concentración Westerbork, en julio del 2013.
Philip Mechanicus, un judío holandés víctima del Holocausto, quien secretamente registró su estadía en Westerbork antes de ser asesinado, escribió su “tremendo temor” sobre cuándo sería enviado.
El 13 de septiembre de 1943, una mujer de 65 años en la barraca de Mechanicus cometió suicidio, escribió él. Ella fue puesta en una lista de deportados a Theresienstadt, incitando a su hija a ofrecerse como voluntaria para irse con su madre. La madre se mató “para evitar que su hija hiciera el sacrificio”, escribió Mechanicus, quien murió en el 2005.
El Campo Westerbork fue establecido originalmente en 1939, como una instalación de detención por el gobierno holandés en un área remota y rural del país para poco menos de 2,000 refugiados judíos que huyeron de la Alemania nazi. Dos años después que los alemanes invadieran en 1940, se apoderaron del lugar e incrementaron masivamente su capacidad. Ellos trataron a los primeros prisioneros alemanes como una población de prisioneros preferida. Y establecieron una unidad de policía de judíos desarmada que era responsable de llevar a la gente a los trenes para ser enviados a los campos de la muerte en el este.
Hoy, lo que solían ser los terrenos del campo en una llanura pastosa limita con un gran observatorio de radio. Un área recordatoria contiene placas informativas y varios monumentos, incluyendo un vagón alemán de ganado del tipo utilizado para transportar a los judíos y una estatua representando vías férreas que se enrollan hacia el cielo.
Mientras que en otros lugares en Europa los antiguos campos de concentración nazi fueron preservados y usados como exposiciones educativas sobre el Holocausto, las barracas e instalaciones originales de Westerbork fueron utilizadas para albergar a refugiados de Indonesia en los años 1970 hasta que las instalaciones fueron despojadas de la madera.
El fracaso en preservar Westerbork fue parte de una mayor renuencia en Holanda, donde muchos no-judíos se sentían víctimas de la ocupación nazi, para reconocer la singularidad de la tragedia judía, de acuerdo a ten Cate. Él dijo que los holandeses también eran renuentes a mirar el papel de los holandeses comunes, incluyendo los oficiales de policía que reunían a los judíos.
Esto comenzó a cambiar en los años 1990, dando paso a una ola de renovado interés en el Holocausto en años recientes. Pero el cronograma tardío significa que Amsterdam es una de las últimas ciudades capitales de Europa en recibir un museo del Holocausto: Abrió el año pasado y todavía en sus “etapas infantiles”, señaló ten Cate.
Volviendo a Westerbork, el Rabino en Jefe holandés Binyomon Jacobs, cuyos padres sobrevivieron al Holocausto en la clandestinidad y quien a menudo habla sobre el genocidio en el antiguo campo a los escolares, dijo a JTA en abril que la historia del campo es un constante recordatorio contra ceder ante la ilusión.
“Cuando los desastres suceden lentamente, en etapas, la gente tiene una tendencia a aceptar cada etapa”, dijo Jacobs, quien en el 2014 conmocionó a muchos holandeses cuando dijo que el anti-semitismo en Holanda significa que él aconsejaría a sus congregantes a vivir en Israel o Estados Unidos. “Esto es lo que sucedió aquí. Así que creo que no podemos permitirnos permanecer en silencio y sólo esperar lo mejor”.
Fuente: The Times of Israel
Traducción: Comunidad Judía de Guayaquil