25 Oct Extraños en Mi Casa´: Reveladas cartas de un expulsado palestino enviadas a David Ben-Gurion en 1948
Por: Sheren Falah Saab
Fotos familiares de Sami Saada. Sus cartas sin respuesta a David Ben-Gurion fueron recopiladas en ¨La Catástrofe Personal del Sr. Sami Saada¨.
Sami Saada fu expulsado de su apartemento en Haifa y, en un intento por reclamar la propiedad, envió cartas al primer primer ministro de Israel, David Ben-Gurion. Las cartas quedaron sin respuesta, pero encontraron su camino en un nuevo libro.
El 11 de julio de 1948, casi dos meses después de la independencia de Israel, un grupo de la Hagana clandestina anterior a la independencia de Israel, apareció en la puerta del apartamento de Sami Saada, en la calle Mar Elias en la Ciudad Baja de Haifa y le ordenó mudarse inmediatamente a un apartamento en la calle Abbas. Esto seguía una orden del primer ministro David Ben-Gurion, después de que las fuerzas israelíes capturaron la ciudad, para concentrar a todos los palestinos restantes en la ciudad en el barrio Wadi Nisnas y la cercana calle Abbas.
No está claro lo que atravesó Saada en el primer año de la existencia de Israel. Como los otros 3,500 residentes que permanecieron en la ciudad, probablemente sentía temor e incertidumbre como un extraño en su propia tierra -sin ningún liderazgo político que lo represente. Pero el 26 de junio de 1949, envió una carta a Ben-Gurion, en la que describía como había sido desarraigado dolorosamente de su casa.
¨Yo, el abajo firmante Sami Saada, un conserje en la Compañía Iraquí de Petróleo de Haifa, había estado viviendo en años recientes en un apartamento en la calle Mar Elias 124 que tenía cuatro habitaciones grandes, una cocina, un baño y tres balcones. En este apartamento, mi familia y mi hijo encontraron todas las comodidades necesarias¨, escribió.
¨El 11 de julio de 1948, las autoridades militares aparecieron y me transfirieron a la calle Abbas 29 y me permitieron vivir en el piso superior, al que se llegaba subiendo 84 escalones. Obedecí de muy buena gana la orden militar, a pesar de las numerosas dificultades que presentaba para mí y mi familia, y tengo en mi posesión una licencia oficial del ejército que me da el derecho de vivir en el mencionado apartamento en el No. 29, que consta de cuatro habitaciones, una cocina y un baño¨.
Hasta que Israel capturó la ciudad, Saada, que nació en 1910, compartió el apartamento en la calle Mar Elias con su madre, su esposa y sus cuatro hijos. En algún momento, antes de que las batallas de la Guerra de Independencia llegaran a Haifa en abril de 1948, los otros miembros de la familia dejaron la ciudad y se mudaron a Líbano. Según las leyes el nuevo país, los familiares fueron declarados ausentes y su propiedad fue nacionalizada.
La aparición de los huéspedes no invitados a su apartamento, como lo describe Saada en su carta a Ben-Gurion, fue solo una de las series de incursiones de soldados y sus familias en las casas de palestinos locales, incluidos algunos que no habían huido y habían permanecido en Haifa. Tales incidentes continuaron ocurriendo por varios meses después de que la ciudad fue capturada. Y en su nuevo apartamento en la calle Abbas, Saada tampoco encontró paz.
¨El 19 de enero de 1949, regresé a casa a las 10 de la noche después de pasar la noche con conocidos¨, relató en su carta.
¨En la casa, encontré a una familia de extraños compuesta de un hombre llamado Maman, su esposa y su cuñado. Entraron en la casa después de abrirla a través de sus medios especiales y se apoderaron de una de las habitaciones después de que la vaciaron de todos sus muebles. Inmediatamente se produjo una discusión entre yo y ellos que duró hasta la medianoche y terminó con el pleno acuerdo que abandonarían la casa temprano en la mañana, y, por lo tanto, me negué a llamar a la policía. Los traté bien, particularmente desde que prometieron no quedarse en el apartamento en lo absoluto¨.
Sami Saada. ´¿Cómo fue la vida en la casa de Saada después de que las dos familias judías se mudaron ahí? ¿Se hacía el mismo el café o tenía miedo de hacerlo?´
Sin embargo, no parece que mantuvieron su parte del trato. Saada continuó escribiendo que fue a la oficina de Custodio de Propiedad Ausente para completar el alquiler de su nuevo apartamento, sólo para descubrir que su visitante, un hombre llamado Edward Maman, había llegado primero ahí para arrendar una de las habitaciones.
¨Cuando subí para entrar, encontré que el Sr. Maman había llegado antes que yo, acompañado por un oficial del ejército que estaba ahí para protegerlo a él. Después se sentaron con el director 20 minutos, me llamaron para que entrara. Y tenía conmigo a uno de los empleados de la Compañía Iraquí de Petróleo, Max Salomon, quien habló en mi nombre porque no sé hablar el idioma hebreo¨, escribió Saada.
La portada del libro en hebreo del historiador Adam Raz, el título del cual se traduce como ´La Catástrofe Personal del Sr. Sami Saada´ (Editorial Carmel, Jerusalem).
¨Después de unos pocos minutos, el Sr. Max Salomon me explicó lo siguiente en inglés: El Departamento Custodio promete y se compromete a darme un contrato de alquiler por todo el piso. Promete que el Sr. Maman sólo desocuparía la casa cuando mi familia regrese a Haifa, que él viviría con su familia en sólo una habitación, que sería considerado un invitado en mi casa y que estaba de acuerdo con las condiciones especiales de intercambio por una promesa mía para aceptarlo en una habitación¨.
El primer ministro de Israel, David Ben-Gurion. ´Los palestinos que se quedaron en Israel no tenían voz en lo absoluto´, dice Adam Raz.
¨En los meses después de que el Sr. Maman se apoderó de una de las habitaciones de mi casa, mi padre y mi madre llegaron a Haifa y vivían junto con él en esa habitación¨, relató Saada. ¨Aunque yo había esperado que el Sr. Maman mantuviera la promesa que me hizo, los problemas se complicaron y el padre me acosaba en cada oportunidad y demandaba que la casa se ampliara a mis expensas¨.
Pero la historia de Saada no terminó con la disputa con la familia Maman. En la carta, continuó para describir la invasión del apartamento por otra familia judía que esta vez resultó en su propia expulsión de la casa.
Efectivamente sin hogar
En la mañana del 7 de abril de 1949, una compañía militar hizo una incursión en las casas árabes en la calle Abbas y después de incautarlas, lanzaron a los inquilinos a la calle¨, escribió. ¨Ahora, el Sr. Maman y su padre han encontrado un amplio apoyo por sus acciones contra mí. A través del ejército, de la policía militar y la policía civil, convocaron a un oficial con el rango de capitán llamado Chechik para allanar mi apartamento. Me golpearon y me expulsaron de la casa. Me acerqué a las autoridades, pero no hicieron nada por mí. Los ocupantes me botaron y cargaron todos mis muebles en una habitación¨.
Sami Saada efectivamente se quedó sin hogar. ¨Tengo el contrato de alquiler y hago los pagos completos igual que he hecho mis pagos por la residencia mientras otros se benefician inapropiadamente de ellos, en contra de la ley¨, señaló.
Además de botar a Saada, escribió que las dos familias, los Maman y los Chechik, cambiaron la cerradura de la puerta de entrada y evitaron que él tuviera acceso a sus pertenencias restantes ahí.
El historiador y autor del libro, Adam Raz. ´Se habían quedado en el país que ahora se había convertido en Israel y eran ciudadanos de séptima clase en él´.
Los contenidos de las cartas que Saada envió a Ben-Gurion aparecen en el libro en hebreo del historiador Adam Raz, el título del cual se traduce como ¨La Catástrofe Personal del Sr. Sami Saada¨ (Editorial Carmel, Jerusalem). Raz, que es parte del personal del Instituto Akevot, que se describe como un instituto para la investigación del conflicto israelí-palestino, encontró las cartas de Saada en los Archivos Estatales de Israel y en los archivos del ejército israelí. Ellas arrojaron luz a la tragedia experimentada por muchos miles de palestinos cuando se estableció Israel.
¨Los palestinos que permanecieron en Israel estaban completamente sin voz¨, dijo Raz. ¨Habían permanecido en el país que ahora se había convertido en Israel y eran ciudadanos de séptima clase. No sólo eso. Toda la estructura social y política palestina se había derrumbado. Eran refugiados en su tierra y en su hogar, sujetos al gobierno judío, lo cual explica la desesperación en las cartas de Saada¨.
Éste es el segundo libro de Raz sobre el tema, después de ¨Saqueo de las Propiedades Árabes en la Guerra de Independencia¨ (Editorial Carmel), que salió hace unos pocos años en hebreo.
¨En ese libro, describí tendencias y políticas amplias, pero en el libro de Saada, quería mostrar un lado más personal¨, dijo. ¨Hay una diferencia entre escribir una declaración general de que saquearon Haifa y describir la historia desde dentro -los temores, las incertidumbres, las dificultades. Es la diferencia entre estadísticas y un caso individual¨.
Y esa no es la única diferencia. El nuevo libro está escrito como una obra de teatro, con la adición de dos capítulos históricos.
Una foto de Sami Saada. ´En la casa, encontré una familia de extraños´, escribió.
¨Durante todo el proceso, quedó claro que la historia de Saada no era apropiada para un artículo o un libro de historia porque hay demasiados agujeros en la trama´, explicó Raz. ¨¿Cómo era la vida en la casa de Saada después de que dos familias judías se mudaron ahí? ¿Se preparaba café o tenía miedo de hacer eso? ¿Quién limpiaba la cocina? ¿Compartía el refrigerador con ellos? Hay tantas preguntas, pero no tenía las respuestas para ella¨.
Aunque no pude obtener todas las cartas en que Saada describía su difícil situación personal, Raz dijo que pudo reunir suficiente material de los archivos para proporcionar una descripción inusualmente detallada de lo que le sucedió.
Una carta que Saada escribió a Ben-Gurion. ´Siento informar que todavía sufro la desgracia de la expulsión, después de que me quitaron mi casa y necesito pagar la renta a la oficina de apotropos´.
¨Sus intentos de [perseguir] casos judiciales, una vez que decidió demandar a los ocupantes ilegales en dos diferentes cortes, no condujeron a ninguna parte. Los casos ya no están en los archivos. Ben-Gurion no respondió a las cartas que él le envió, pero el ministro de las minorías, Bechor-Shalom Sheetrit, el ministro judío que más hizo por los palestinos en ese momento y se opuso a la política de expulsión de Ben-Gurion, trató de ayudarlo. Al final, no tuvo éxito¨.
Ra´id Saada. ´Mi padre no me conto sobre las cartas´.
¿Qué impulsó a Sami Saada a escribirle cartas a Ben-Gurion?¿Creía que el primer ministro simpatizaría con su situación?
¨Después de la Nakba [la huida y expulsión de los palestinos tras la creación de Israel] que ocurrió entre el pueblo palestino y el profundo cambio institucional, hay estructuras sociales y políticas que continuaron existiendo dentro de la sociedad palestina, incluida la práctica de dirigir peticiones al establecimiento a través de cartas¨, dijo la Dra. Leena Dallasheh, una historiadora de la Universidad Humboldt en California, que también estudió los documentos de los Archivos Nacionales de Israel.
¨En 1926, las autoridades británicas otorgaron la ciudadanía a los palestinos en Palestina y aunque estaban conscientes de las limitaciones de la ciudadanía colonial, habitualmente escribían al establecimiento británico para demandar sus derechos como ciudadanos. Por lo tanto, escribir al establecimiento israelí es una continuación del período que precedió a la fundación del estado¨.
Las cartas que Saada envió a Ben-Gurion son una ventana al sufrimiento personal de los palestinos y sus tratos con el establecimiento israelí que ahora estaba en control. En su libro, Raz describe la batalla legal que Saada trató de librar contra las autoridades israelíes para obtener la justicia que creía que merecía.
El 13 de julio de 1949, presentó una demanda civil contra Maman y Chechik por ocupar su apartamento. La audiencia sobre el caso fue programada para enero del siguiente año. Mientras esperaba su fecha en la corte, Saada continuó enviando cartas a Ben-Gurion -las cuales, como se señaló, quedaron sin respuesta -y él siguió desplazado de su apartamento.
¨Júralo por D-s, tienes que decirme cuánto durará esta opresión¨, escribió el 28 de septiembre de 1949. ¨Todos los papeles que tengo prueban mis derechos. Suplico a las autoridades como un ciudadano del país: ¡Sálvenme! Yo no asalté a nadie ni rompí la ley. Ellos me lanzaron rápidamente a la calle y todavía ignoran las leyes y las órdenes del gobierno y me están causando un importante daño monetario en un momento en que necesito todos los fondos¨.
En otra carta, del 16 de noviembre de 1949, describió sus intentos desesperados por regresar al apartamento en la calle Abbas y el calvario al que fue sometido¨.
¨De acuerdo con sus instrucciones más recientes, me contacté con el Sr. Moshe Yatah, el empleado a cargo de los asuntos árabes en Haifa. Me dijo que ya le escribió a usted sobre mi caso y que estaba esperando sus instrucciones. Me gustaría aprovechar esta oportunidad para señalar una vez más la magnitud del despojo y daño que me han hecho a mí y a mi propiedad por los actos de barbarie cometidos por este grupo que menosprecia la ley y sus órdenes¨.
Según el material que Raz encontró, Moshe Yatah, quien trabajaba en la sucursal de Haifa del Ministerio de Minorías, sí se encargó de la investigación de Saada, pero aparentemente fue en vano.
¨Sami Saada tiene un contrato de arrendamiento en el apartamento. Continúa pagando el alquiler por el apartamento en el que no puede vivir. Los dos ocupantes continúan viviendo en el apartamento sin pagar renta¨, escribió Yatah a sus superiores.
No se sabe si los esfuerzos de Yatah ayudaron en algo. Todas las señales indican que Saada nunca recuperó la posesión de su apartamento. Los archivos tampoco proporcionaron respuestas a otras muchas preguntas, incluido si Saada ganó su juicio civil y si en realidad vivió como una persona sin hogar, como afirman sus cartas.
Dallasheh dijo que la confiscación de propiedades palestinas fue un acto deliberado que tenía como objetivo enviar un mensaje.
¨El establecimiento israelí transfirió a los habitantes palestinos de Haifa al área del Wadi Nisnas en contra de su voluntad, y se convirtieron en ausentes en el sentido de que perdieron su conexión con su propiedad. Él y otros palestinos que no huyeron vieron cómo las estructuras sociales, económicas y culturales que conocían se derrumbaron, pero a pesar de la Nakba que atravesaron, decidieron quedarse y sobrevivir allí a pesar de todo. Es importante recordar que el estado estaba en el proceso de ser fundado, y no había expectativas de que un gran número de palestinos se quedarían. La prioridad que se le dio entonces a la apropiación de las propiedades ¨ausentes¨ para el estado y la mayoría judía desempeñó un papel el proceso del surgimiento y fundación del estado¨, dijo ella.
Dos golpes
Saada, izquierda, con compañeros de trabajo después de mudarse a Jordania.
Ra´id Saada, de 60 años, vivía en Jerusalem Este, dijo que se enteró por primera vez sobre las cartas que su padre escribió a Ben-Gurion por Raz, que le mostró el material. ¨Lo que mi padre me contó es que vivía en una casa en Haifa y lo mudaron a la calle Abbas. No me contó lo que sucedió dentro de la casa. No me contó sobre las cartas, y no sabía cómo fue su vida en Haifa después de la guerra¨, dijo el hijo.
¨Tienes que entender que mi padre sufrió dos golpes. El primero fue la conquista de Haifa y el segundo, que fue igual de doloroso, fue que su familia se separó cuando su esposa e hijos se quedaron en Líbano. A través de todos los años, anhelaba reunirse con la familia. Estaba constantemente en su mente. Muchas familias palestinas se separaron como resultado de lo que sucedió en 1948. Mi padre tuvo que tomar decisiones fatídicas a la sombra de los cambios que fueron forzados sobre él y que causaron confusión dentro de la familia también¨.
Como si la pérdida de su casa y el anhelo por su familia no fueran suficiente, la compañía de petróleo donde Saada trabajaba, cerró después de la guerra.
¨Su estado cambió y perdió lo que tenía¨, djo Ra´id, agregando que, a principios de los años 1950, su padre trató sin éxito de reunir a la familia.
¨Debido a varias disputas y problemas personales, mi padre no pudo unir a la familia y no se adaptaba a Líbano. No encontró su lugar ahí. Al final, se separó de su esposa, que permaneció en Líbano con sus hijos, y después de un tiempo obtuvieron pasaportes libaneses¨.
Desde Líbano, Saada se mudó a Jordania y encontró trabajo en la sucursal local de la compañía de petróleo donde había trabajado en Haifa. ¨Tengo una maleta de fotografías de mi padre de cuando trabajaba en Jordania. Incluso hay fotos de él con el rey Hussein¨, dijo su hijo.
En 1960, Sami Saada se casó con una mujer palestina llamada Julia de Beit Jala en Judea y Samaria que trabajaba como costurera. La había conocido en Ammán. La pareja tuvo cuatro hijos, incluido Ra´id. Este nuevo capítulo en la vida de la familia también provocó otros cambios. Ra´id Saada dijo que, a principios de los años 1960, su padre compró un hotel en Jerusalem Este, el Jerusalem Hotel, y se mudó a la ciudad.
¨Él vio un anuncio en el periódico sobre un hotel a la venta en Jerusalem¨, dijo el hijo. ¨Le mostró el anuncio a mi madre y ella lo animó a comprarlo. Pero no tenía suficiente dinero, así que contactó a mi tío, que estaba trabajando en Iraq entonces, y acordaron comprar el hotel juntos¨.
El Jerusalem Hotel todavía es propiedad de la familia Saada. Ra´id Saada lo dirige con su hermano y su primo.
Las cartas que Sami Saada envió a Ben-Gurion son corteses y respetuosas. Su hijo describe a su padre como una persona que tenía una paciencia excepcional y que cuidaba mucho su apariencia.
¨Siempre usaba un traje de tres piezas. Incluso cuando íbamos a la playa, se vestía formalmente. Todos los que conocían a Sami Saad recuerdan cuánto lo respetaban. La gente acudía a él en busca de consejo, y él escuchaba con comprensión y encontraba solución a cada problema. También hablaba inglés con total fluidez. Cuando yo estaba estudiando inglés en la escuela, no necesitaba un diccionario, porque tenía a mi padre. Me ayudaba con cada pregunta. Amaba escribir y era un buen escritor y escribió cartas a las personas toda su vida¨.
No está claro por qué Saada nunca les contó a sus hijos sobre lo que sucedió en el apartamento en la calle Abbas o sobre las cartas a Ben-Gurion.
¨Mi padre no era una persona que hablaba sobre sus sentimientos o sobre las cosas que lo molestaban. Se guardaba las cosas para sí mismo¨, dijo Ra´id. ¨Quizás no le dijo a mi madre sobre lo que sucedió en el apartamento en Haifa. Nunca supe cómo se sentía realmente¨.
Saada en Jordania, al lado de su hermana. ´Incluso hay fotos de él con el rey Hussein´, dijo su hijo.
En un punto, el hijo mayor de Saada, Rafiq de 78 años, que vive en Grecia, quiso saber qué sucedió con la casa donde había vivido la familia. Su padre estuvo de acuerdo en ir a Haifa con Rafiq, y Ra´id también fue.
¨Fue unos pocos años después de la guerra del ´67. Me dieron una cámara para que pudiera tomar fotos de la casa, pero hice algo mal y quemé la película¨, recordó. ¨No encontramos la casa tampoco, y mi padre no dijo mucho después del viaje¨.
A principios de 1980, Sami Saada enfermó de Parkison. Murió siete años más tarde, a la edad de 76 años. Su esposa Julia murió recién el año pasado.
¨Creo que mi padre murió con sentimientos de ira¨, comentó Ra´id, ¨porque justo en ese momento, una de mis hermanas resultó muerta en la guerra civil de Líbano. La enfermedad de [mi padre] empeoró a través del tiempo y los medicamentos que tomaba le causaron insuficiencia renal, lo que llevó a su muerte. En la última parte de su vida, olvidó mucho¨.
¨Mi padre tuvo una vida dura después de la Nakba. No pudo mantener su familia ni su hogar, pero eso no lo detuvo para seguir adelante y mantener la unidad de la familia tanto como fue posible. Y lo hizo gracias a su personalidad agradable e inteligente¨, dijo el hijo.
Después de la muerte de su padre, el hijo regresó a Haifa y esta vez pudo encontrar la casa en la calle Abbas. ¨Mi padre vivió ahí por largo tiempo y ver la casa fue muy significativo para mí¨, dice Ra´id. ¨Esta casa es parte del patrimonio de mi familia, parte de mi identidad¨.
Traducción: Comunidad Judía de Guayaquil
Fuente: Haaretz