18 Dic ¿Se está acabando la historia de éxito de los judíos estadounidenses?
Sinagoga de la Congregación Ohab Zedek construida en estilo Renacimiento Morisco en Nueva York.
No se trata sólo de una tendencia pasajera en los campus universitarios: los datos muestran que Estados Unidos puede estar convirtiéndose en un lugar peligroso para los judíos.
POR: Yedidia Stern
El terremoto que sacudió el Negev occidental el 7 de octubre, el Shabbat negro de Israel, dio lugar a un tsunami de antisemitismo que está inundando partes de Estados Unidos.
El 5 de diciembre se celebró una audiencia en el Congreso estadounidense para examinar cómo han respondido las universidades al antisemitismo dirigido contra los estudiantes judíos en los campus estadounidenses. Las presidentes de tres de las instituciones más prestigiosas -Harvard, el MIT y la Universidad de Pensilvania- testificaron bajo juramento sobre la situación. Se les preguntó a bocajarro si pedir el genocidio de los judíos viola los códigos de conducta de sus respectivas universidades.
Las tres se retorcieron de vergüenza mientras daban vueltas a sus respuestas de abogado: «depende del contexto», o sólo es una violación si «alcanza el nivel de incitación a la violencia». Aparentemente, en su opinión, los llamamientos abiertamente antisemitas al asesinato de judíos están permitidos siempre que no se asesine realmente a judíos. Las profundidades morales en las que se han hundido estas rectoras universitarias son indescriptibles.
Si, parafraseando el dicho talmúdico, se ha prendido fuego a los cedros de Boston, ¿es de extrañar que también ardan los hisopos secos? En otras palabras, el incendio antisemita desatado en la Ivy League podría influir en muchos otros campus estadounidenses.
El judaísmo estadounidense es una deslumbrante historia de éxito. Los descendientes de inmigrantes europeos que llegaron desamparados a la «tierra dorada» se posicionaron como uno de los grupos étnicos más prósperos del país más poderoso del mundo. Aunque sólo constituyen el dos por ciento de la población, los judíos estadounidenses destacan por su alto nivel educativo (alrededor de un tercio de los premios Nobel estadounidenses y una cuarta parte de los estudiantes de los campus de la Ivy League son judíos), su riqueza (los judíos son el grupo religioso con la renta media más alta), su influencia (el porcentaje de judíos en el Congreso -el 6% de la Cámara y el 9% del Senado- es muchas veces superior a su porcentaje de población), sus aportaciones culturales (en literatura, cine y arte) y sociales (filantropía masiva, organizaciones de la sociedad civil, como voces destacadas en el discurso de los derechos humanos, entre muchas otras).
Es un hecho que los hijos de tres presidentes estadounidenses -Clinton, Trump y Biden- eligieron casarse con judíos.
Este éxito no es casual y se sustenta sobre dos sólidas bases. Una es la mezcla única de talento, ambición y valores comunitarios de la comunidad judía. La otra es la democracia estadounidense: el principio de separación entre religión y Estado; la definición de la nación estadounidense sobre una base civil y no étnica; la autopercepción estadounidense como país de inmigrantes. Todo ello hizo posible que los judíos estadounidenses fueran aceptados como iguales.
Pero resulta que esto dista mucho de ser suficiente. Lo increíble está ocurriendo ante nuestros ojos cuando el antisemitismo abierto y descarado gana legitimidad en los santuarios del intelecto de Estados Unidos. Según una encuesta de la Liga Antidifamación, el 73% de los estudiantes universitarios judíos estadounidenses han experimentado o presenciado personalmente comportamientos antisemitas en sus campus en los últimos meses. Sólo el 39% se siente «muy» cómodo con compañeros que saben que son judíos, y sólo el 45% se siente «muy» seguro en el campus.
A la luz de los datos, puede decirse que ahora es más seguro y cómodo ser un ciudadano árabe israelí en una universidad israelí que un ciudadano judío estadounidense en una universidad estadounidense.
¿Existe el antisemitismo en Estados Unidos sólo entre los estudiantes que siguen una tendencia cultural de moda, una respuesta juvenil e ingenua de la generación TikTok? La respuesta es no. En el último año, la mayoría de los delitos de odio religioso perpetrados en Estados Unidos tuvieron como objetivo a los judíos, 25 veces más que su porcentaje en la población. Estados Unidos puede estar convirtiéndose en un lugar peligroso para los judíos.
El funcionario electo judío de mayor rango de todos los tiempos es el actual líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer. La semana pasada, el senador Schumer pronunció un discurso desgarrador en el que describió con franqueza sus sentimientos en estos momentos. Como judío, se siente aislado, vulnerable, decepcionado y preocupado. En su opinión, el actual auge del antisemitismo es la materialización de la frase que se recita todos los años en el séder de Pascua: «en cada generación se levantan para destruirnos». El senador de mayor rango en la actualidad, un demócrata, insinuó una posible comparación entre el estado actual de los judíos en Estados Unidos y la situación de los judíos en la Alemania de los años treinta.
A la entrada de la Universidad de Viena hay un monumento con los nombres de todos los presidentes de la institución desde su fundación en el siglo XIV. Hacia el final de la lista hay llamativos espacios vacíos en los que se han borrado los nombres de los presidentes que no actuaron contra el antisemitismo en la década de 1930. Las tres presidentes de las universidades estadounidenses que testificaron ante el Congreso deberían reflexionar sobre este precedente.
Parece que la historia del éxito judío en Occidente se encuentra sobre hielo delgado. Y la temperatura está subiendo. Sin embargo, hay una enorme diferencia entre el antisemitismo sufrido por generaciones anteriores y su encarnación actual: la existencia de un refugio seguro para los judíos: el Estado de Israel. El senador Schumer tiene un hogar nacional en el extranjero.
Sobre el autor
Yedidia Stern es presidente del Jewish People Policy Institute (JPPI por sus siglas en inglés) y profesor de Derecho (emérito) en la Universidad Bar-Ilan.
Fuente: The Times of Israel
Traducido por: Comunidad Judía de Guayaquil