18 Dic Robots cultivadores de tomates podrían ayudar a resolver la crisis agrícola de Israel
El Greenhouse Robotic Worker (GRoW) de MetoMotion utiliza inteligencia artificial e imágenes en 3D para identificar y recoger de forma autónoma tomates maduros.
POR: Ariel Grossman
Con hectáreas de fruta y verdura sin recoger en el sur de Israel, donde comunidades agrícolas enteras fueron evacuadas tras el atentado terrorista del 7 de octubre, una empresa cree que podría tener al menos parte de la solución.
La empresa israelí MetoMotion, con sede en la ciudad septentrional de Yokneam Illit, ha creado un robot capaz de recoger tomates, uno de los cultivos más populares en Israel, donde cada persona consume una media de 20 kilos al año.
El ataque dejó a Israel con un déficit de unos 30.000 trabajadores agrícolas, ya que los israelíes y los trabajadores extranjeros de la zona fueron evacuados y decenas de miles de trabajadores palestinos tienen actualmente prohibida la entrada en Israel.
Pocos días después del 7 de octubre, el Ministerio de Agricultura advirtió que el 70% de las cosechas de tomate de Israel -dentro de unas 4.000 hectáreas de invernaderos en el sur- podrían quedar sin recoger.
Máquina Greenhouse Robotic Worker (GRoW) de MetoMotion.
Imagen ilustrativa: Agricultores israelíes en el Negev occidental.
Y aunque muchos israelíes han respondido a la llamada para ayudar a recoger la cosecha, simplemente no hay manos suficientes para recoger todos los cultivos.
Pero MetoMotion afirma que su dispositivo Greenhouse Robotic Worker (GRoW) puede hacer el trabajo, utilizando inteligencia artificial e imágenes en 3D para identificar y recoger de forma autónoma sólo los tomates maduros.
El robot, que se asemeja a un pequeño coche sin puertas y mide unos 2 metros de altura, se desplaza sobre orugas entre las hileras de vides, escaneando todas y cada una de las piezas de fruta.
Una vez que GRoW identifica y localiza los tomates listos para la cosecha, utiliza dos brazos robóticos -uno a cada lado- para recoger suavemente los cultivos a ambos lados de la hilera sin dañarlos.
A continuación, los tomates se colocan en la cinta transportadora situada en la parte central de la máquina, que los entrega a cajas situadas en una zona de embalaje desmontable en la parte trasera del robot.
Los agricultores utilizan una aplicación móvil para preconfigurar los tomates que recogerá el robot y seleccionar las zonas exactas que desean que el GRoW peine ese día.
El GRoW coloca suavemente los tomates en su cinta transportadora, que los entrega a cajas situadas en una zona de embalaje desmontable en su parte trasera.
«Empezando por el principio de cada hilera, GRoW recolecta de forma autónoma, según el grado de madurez seleccionado por el agricultor», explica Moty Schwartz, Director de Operaciones de MetoMotion.
La empresa ya estaba planeando iniciar sus operaciones en el sur de Israel cuando se produjo el atentado.
Recibió una subvención de la Autoridad de Innovación de Israel para embarcarse en un proyecto piloto nacional, que comenzó hace varios meses en el kibbutz Alumim, una de las comunidades del sur a lo largo de la frontera entre Israel y Gaza.
El kibbutz y la empresa pasaron meses construyendo los cimientos del invernadero y preparando los robots, y planearon plantar semillas de tomate en octubre, que habrían tardado menos de tres meses en madurar.
Pero, al igual que muchas empresas y startups israelíes, sus actividades se vieron interrumpidas después de que los terroristas de Hamás se infiltraran en las comunidades fronterizas del sur, incluido el kibbutz Alumim. El invernadero estaba a unos 400 metros de la frontera y fue incendiado por los terroristas que arrasaban la zona.
MetoMotion planea reconstruir su invernadero piloto en el sur de Israel, junto con el kibutz Alumim y el kibutz Be’eri.
Tras la tragedia, los agricultores del kibbutz Alumim y del kibbutz Be’eri -que sufrió un duro golpe en el ataque- se pusieron en contacto con MetoMotion con el objetivo de establecer invernaderos comerciales conjuntos utilizando el robot de la startup para ayudar a la reconstrucción.
«Una de las cosas que nos define como israelíes es que siempre nos levantamos, incluso cuando estamos en el lugar más bajo», dice Schwartz.
«Uno de nuestros socios en Alumim perdió a su hijo el 7 de octubre. Menos de 30 días después, ya estaba mirando hacia delante para ver cómo podía reconstruir los invernaderos de tomates.»
MetoMotion afirma que su robot patentado puede reducir las horas de trabajo en un 80% y reducir los costes de recolección y mano de obra a la mitad.
«El robot GRoW recoge los tomates con la misma rapidez que un trabajador cualificado, e incluso puede ser más rápido», afirma Schwartz.
El robot también está diseñado para detenerse y emitir una alerta cuando encuentra algún obstáculo mientras avanza entre las hileras.
GRoW utiliza IA e imágenes en 3D para localizar e identificar los tomates que están listos para ser recogidos.
Además de recoger la fruta, el GRoW tiene otra tarea importante: recopilar datos. Cada vez que recoge un tomate, absorbe una serie de datos, como su peso y el lugar exacto de la hilera en el que se recogió.
Los datos se guardan en la nube, y el agricultor puede ver toda la información que ha recopilado el robot, incluida la cantidad y la ubicación de los tomates que recogió ese día, su peso combinado y la ubicación de los tomates insuficientemente maduros que decidió dejar en la parra para otro día.
Los tomates de cada racimo no crecen al mismo ritmo, e informando al agricultor de los que aún están sin recoger, el robot GRoW puede volver a ellos cuando hayan madurado y planificar mejor qué hileras deben inspeccionarse para la cosecha al día siguiente.
«Los datos recogidos cada día por el robot se muestran en la aplicación móvil para ayudar al agricultor a planificar el trabajo del día siguiente», explica Schwartz.
Cajas de tomates en la parte trasera de una máquina GRoW.
Sin embargo, el proceso aún no es completamente autónomo, afirma. Cada vez que un GRoW llega al final de una hilera de tomates, los trabajadores tienen que desconectar el remolque trasero que contiene los tomates recién cosechados y sustituirlo por uno vacío. También tienen que colocar manualmente el robot al principio de cada hilera.
«En cuanto el robot se coloca en la pista, se conduce solo, selecciona, recoge y empaqueta los racimos de tomate, de forma completamente autónoma», afirma Schwartz.
Los remolques traseros también incluyen las baterías que alimentan al robot. Sólo tardan un par de horas en cargarse y, como hay que cambiar el remolque después de cada hilera, el robot dispone de energía casi constante, ya que cada batería se mantiene totalmente cargada.
MetoMotion, fundada en 2017, ya ha suministrado a agricultores europeos. Se han entregado varias máquinas GRoW a RedStar, un importante productor de tomates de los Países Bajos. Invernaderos de Francia y Finlandia también esperan sus propios robots en los próximos meses.
Y aunque otras empresas han desarrollado robots recolectores de tomates, como la holandesa Certhon, Schwartz afirma que el robot GRoW es el más avanzado y autónomo de su clase.
Los invernaderos de los Países Bajos ya utilizan varios robots GRoW, y se espera que Francia y Finlandia reciban los suyos en los próximos meses.
La tecnología MetoMotion podría utilizarse para recoger otras hortalizas, aunque con algunos ajustes en el robot y su cerebro digital.
״La infraestructura básica está ahí. El siguiente paso sería hacer modificaciones, incluso en la inteligencia artificial, para adaptarla a cada verdura», explica Schwartz.
«Tendría que aprender qué es un pepino y qué es una berenjena».
Traducción: Comunidad Judía de Guayaquil
Fuente: No Camel