11 Abr La revolución de Pesaj – No es lo que piensas
Los enemigos de los judíos podían esclavizar nuestros cuerpos, pero no nuestro espíritu
POR: Rabino Ari Enkin, Director Rabínico, United with Israel
Una de las citas más celebradas de la historia son las palabras de Moisés cuando le dijo al Faraón: ¨¡Deja ir a mi pueblo!¨
Sin embargo, lo que a menudo se olvida, es la segunda mitad del versículo, que es ¨para que Me sirvan¨.
Al hablar de libertad, debemos abordar no sólo la libertad de qué, sino también, la libertad para qué.
Moisés no sólo estaba exigiendo la libertad del trabajo agotador en Egipto…estaba exigiendo la libertad para servir a D-s. Como dice la Mishna ¨sólo aquel que se involucra en el estudio de la Torah [y en el servicio de D-s] es verdaderamente libre¨.
Algunas veces, ser un judío observante puede sentirse como cualquier cosa menos libertad. ¡Tantas reglas que seguir!
Pero en verdad, todos adoramos algo y tenemos reglas, incluso en nuestra sociedad moderna y democrática.
Para algunas personas, su trabajo, su teléfono, o el impulso por el respeto o aceptación los ¨esclaviza¨, impidiéndoles ser lo que realmente quieren ser. Para otros, el temor al fracaso, el dinero, la adicción, o sus propios malos hábitos los mantienen como rehenes.
Como tal, en muchos sentidos, elegir servir a D-as, en realidad proporciona la máxima libertad: libertad de elevarme por encima de mi propia fisicalidad, para darme cuenta de que mis deseos básicos no son realmente yo.
En el Seder de Pesaj, decimos: ¨Fuimos esclavos del Faraón en Egipto…Y si el Santo, bendito sea, no hubiera sacado a nuestros ancestros de Egipto, nosotros y nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, seríamos todos esclavos del Faraón en Egipto¨.
¿En realidad? ¡Vamos!
¡El imperio egipcio se derrumbó hace miles de años! Es difícil imaginar a los judíos posiblemente construyendo pirámides en Egipto hoy.
Pero quizás el significado de este versículo es que, si D-s no nos hubiera mostrado el camino hacia la verdadera libertad -la Torah -todavía seríamos esclavos en el corazón. Todavía seríamos esclavos de los Faraones de nuestra generación, ya sea la tecnología, la opinión pública, o nuestra propia fisicalidad. Todavía estaríamos en ¨Egipto¨ que, en hebreo, ¨Mitzrayim¨, significa los ¨rasgos estrechos¨, de nuestra propia mentalidad esclava.
De manera similar, se hace la pregunta: Egipto no fue la última vez en que los judíos fueron esclavizados. A lo largo de la oscura historia del exilio, los judíos vivieron bajo el dominio extranjero, forzados a comportarse de cierta manera, expuestos a ser torturados o vendidos o expulsados en cualquier momento. Los judíos no podían practicar su religión libremente o expresar sus creencias.
No obstante, año tras año, en el Seder de Pesaj, los judíos declaran: ¨¡Fuimos esclavos, ¡pero ahora somos libres!¨ ¿Cómo podríamos considerarnos libres cuando estamos constantemente mirando sobre nuestro hombro?
La respuesta es que el Éxodo de Egipto nos enseñó algo profundo sobre la verdadera libertad y la esencia de un judío, algo que quedó grabado a fuego en nuestra conciencia colectiva para siempre.
Bajo sitio, durante las cruzadas y los pogromos, y en los campos de concentración y ghettos, el judío siempre reconoce que, aunque nuestros enemigos podrían esclavizar nuestros cuerpos, nunca podrían esclavizar nuestro espíritu. Un judío siempre es libre. Esa es la revolución de Pesaj.
Traducción: Comunidad Judía de Guayaquil
Fuente: United with Israel