08 Mar La fundadora de la única panadería judía de Perú convirtió sus platos estrella en una sensación viral
Con Oh-jalá, Deborah Trapunsky sirve deliciosa jalá y otros productos horneados al mismo tiempo que sacia el hambre de conocimiento sobre el judaísmo entre sus 18 mil seguidores en las redes sociales.
Oh-jalá tiene un edificio de ladrillo y mortero de 1.200 pies en un garaje de una antigua casa colonial en el elegante barrio limeño de San Isidro. Foto: cortesía de Deborah Trapunsky
Deborah Trupansky, fundadora de una panadería judía en Perú, recibió un centenar pedidos tras compartir su jalá en Instagram con amigos. Sin un horno profesional, satisfizo la demanda usando su pequeña cocina de sus padres para completar su trabajo.
Mientras conducía en Lima en Navidad completando los pedidos y entregas, ella armó un plan para convertir su idea en un negocio. “Me sorprendió mucho cuando los pedidos comenzaron a crecer y crecer”, dijo. “No tenía idea de nada, ni idea de cuánta jalá podía hornear, ni idea de cómo hacer el empaque… pero así fue como comenzó todo”.
A su creación la llamó “Oh-jalá”, un juego de palabras que significa: “ojalá” = “espero” y jalá es la palabra española para jalá, el pan ashkenazi trenzado que se hace en Shabat y otras fiestas.
Trapunksy, de 30 años, pasó de vender cuatro sabores de jalá a 12, incluidas variedades veganas y de nutella, y pasó de vender solo jalá a ofrecer café, hamantaschen (para Purim), una variedad de mollejas e incluso bagels. Se aseguró de agregar el descargo de responsabilidad de que los suyos no están a la par con los bagels de Nueva York, pero que son suficientes para el viajero en Perú que anhela el alimento básico judío-estadounidense.
En el tiempo, pasaron clientes judíos y no judíos. Por eso, ve su negocio como algo más que un trabajo: es un intento de combatir los estereotipos, fomentar la integración de los judíos en la sociedad peruana y es su intento de forjar una identidad judía peruana única para ella.
“Aquí en Perú a la gente le gustan las ‘diferentes’ [culturas y cocinas], y ser judío en Perú es muy diferente”, manifestó Trapunsky. “Y realmente disfruto tener una panadería que existe en la intersección entre esta comunidad minoritaria y el mundo peruano en general”.
“La comunidad judía aquí es de mente muy cerrada. Cuando [mi familia] llegó a Perú, no teníamos dinero… Yo era joven pero recuerdo sentir la lucha de mi familia tratando de sobrevivir en una comunidad poco acogedora”, agregó Trapunsky. “Entonces, aunque siempre me he sentido agradecido por ser judío y por la comunidad judía aquí, también siempre he sentido un poco de resentimiento”.
Por último, Deborah crea historias educativas en Instagram sobre Sucot, Pesaj y otras fiestas de la colectividad. Incluso hizo un video en vivo en Instagram sobre “Judaism 101”. Como resultado, recibió cientos de mensajes directos positivos de peruanos deseosos de aprender más sobre la religión y comparar el judaísmo con su propio catolicismo.
Fuente: Aurora Digital