06 Ene Israel cumple 75 años: La identidad del país como un estado judío – Opinión
Soldados se reúnen frente al candelabro de siete brazos afuera de la Knesset, una recordación del Templo en Jerusalem. El carácter judío de Israel se refleja en los símbolos claves del estado, dice el escritor.
Una característica central de la sociedad israelí es su mayoría de afiliación judía junto a otras minorías religiosas.
Por Uzi Rebhun
Israel fue fundado como un estado en el que el pueblo judío ejercería su derecho a la autodeterminación. Esta esencia está anclada en la resolución de noviembre de 1947 de la Asamblea General de la ONU para establecer dos estados -uno judío y uno árabe -y para internacionalizar Jerusalem como sede de los lugares sagrados. En consecuencia, la Declaración de Independencia de Israel enfatiza la apertura de las puertas del país a la inmigración judía.
De hecho, una figura central de la sociedad israelí es su mayoría de afiliación judía junto a otras minorías religiosas. El carácter judío de Israel también se refleja en símbolos y valores claves, incluido el escudo nacional con su candelabro de siete brazos; la bandera nacional, con las franjas del manto de oración judío en el tono azul oscuro mencionado en el Libro de Números; el renacimiento del hebreo como lengua vernácula que también es el idioma de las Sagradas Escrituras; el Shabbat judío como el día oficial de descanso; la observancia de la leyes dietéticas judías en las instituciones públicas; los estudios religiosos en el sistema de educación pública no religioso; y mucho más. Todos estos dan fe de las raíces religiosas del nacionalismo judío, a saber, el sionismo.
La judeidad de Israel se ha desarrollado en un entorno de no separación de religión y estado. La religión judía y la vida pública en Israel están entrelazadas. La religión penetra áreas que no son de interés religioso obvio. Por lo tanto, a pesar de la amplia similitud de una mayoría que se afilia como judía y a pesar de la simpatía generalizada por la tradición judía entre los seculares, el fuerte estatus público de la religión y especialmente del establecimiento religioso, ha hecho que estos dos puntos focales sean de grave fricción a lo largo de los años.
Estas tensiones se traducen en desacuerdos sobre otras facetas incluida la étnica, socioeconómica y política. La falta de armonía resultante se intensificó más en el último escenario mencionado porque crea un espacio para la disputa religiosa en torno al conflicto israelí-palestino. Esto, por supuesto, no evita que los individuos en la esfera privada separen el nacionalismo de la religión.
En este último ámbito, las actitudes y comportamientos religiosos se encarnan en gran medida en la forma como las personas se autoidentifican. A principios del presente siglo, alrededor del 43% e los adultos judíos israelíes se definían a sí mismos como seculares. Aunque éste era el grupo individual más grande, esta muy lejos de ser una gran mayoría.
El primer ministro, Benjamin Netanyahu, junto al presidente de la Knesset, Amir Ohana, en el Pleno de la Knesset, 29 de diciembre del 2022.
Algo más de la mitad de la población pertenece a ese segmento que tiene alguna afinidad con la tradición y la religión judía. De hecho, una proporción muy similar (42%) se autoidentifica como tradicional, otro de cada 10 judíos como religioso, y el restante 6 % como ultraortodoxo (haredi).
En las dos décadas que pasaron desde entonces, la identidad religiosa de los judíos en Israel ha estado evolucionando en direcciones polarizadas, las franjas se han ampliado y el medio tradicional se ha estrechado. Sus tasas de crecimiento, sin embargo, no fueron uniformes: el religioso, y especialmente los haredim, crecieron más rápidamente (a 12% y 10% respectivamente) que los seculares (a 45%).
¿Cuál es el significado de estas diferencias?
Estas diferencias reflejan tendencias contrastantes: la desaceleración de la inmigración mayoritariamente secular de la ex Unión Soviética desde los años 1990 y las altas tasas de nacimiento de los judíos religiosos y haredim.
No solo el equilibrio entre los varios sectores religiosos de la sociedad israelí ha estado cambiando. Dentro de cada sector, también, se encuentra que la identificación personal religiosa a lo largo del del ciclo de la vida es dinámica, con las personas volviéndose más religiosas o menos religiosas sin cambiar su autoidentidad. Aquellos que cambiaron su grado de fe y observancia de los rituales también lo han estado haciendo en direcciones diferentes: los religiosos y haredim reforzando su religiosidad y los seculares y tradicionales alejándose de todos los patrones religiosos.
Por ejemplo, aproximadamente un tercio de los haredim y los religiosos se han movido hacia una mayor religiosidad durante sus vidas, frente a muy pocos que cambiaron en la dirección opuesta. En contraste, sólo el 3% de los seculares se volvieron religiosos, mientras que más de una quinta parte se declararon menos religiosos que antes.
Estas tendencias están profundizando las diferencias entre los sectores religiosos en los asuntos sociales, culturales y políticos que son importantes para la solidaridad y la resiliencia interna de la sociedad judía israelí. La sociedad israelí actual está dividida por desacuerdos sobre los valores y las instituciones que el estado debería tener y el equilibrio del judaísmo y la democracia -dos de los pilares fundamentales del estado.
La mayoría de los haredim sostienen que la ley israelí debería seguir la ley rabínica (Halacha), que no tienen confianza en la Corte Suprema y expresan su descontento por el equilibrio entre los fundamentos judíos y democráticos del país, con una mayoría de casi tres cuartos que consideran que el componente democrático es demasiado fuerte.
Al otro extremo, sólo unos pocos de los seculares están a favor de la aplicación de la Halacha como la ley para los judíos en Israel y una mayoría expresa confianza en la Corte Suprema. Sólo el l5% considera el equilibrio entre los componentes democráticos y judíos de la israelidad apropiados, la mayoría del resto ve el componente judío como demasiado fuerte. Incluso si sus posturas son más moderadas, los judíos religiosos tienden más hacia la opinión haredi, mientras que los tradicionales tienden más hacia los seculares.
Las características de la ley y el gobierno afectan más que a los habitantes del estado. Determinan la posición de Israel en el mundo y su clasificación en los índices internacionales de libertad y democracia. Por implicación, pueden afectar sus relaciones diplomáticas con los países occidentales. También son importantes para los judíos de la Diáspora, muchos de los cuales tienen cosmovisiones liberales.
Este es el cuarto de una serie de ocho artículos de opinión que aparecen una vez al mes durante el año del 75to aniversario de Israel.
Es escritor es un profesor, y director de la División de Demografía Judía en el Instituto de Judería Contemporánea en la Universidad Hebrea de Jerusalem, donde también ocupa la cátedra de Shlomo Argov en las Relaciones Israel-Diáspora.
Traducción: Comunidad Judía de Guayaquil
Fuente: The Jerusalem Post