24 Oct En Jerusalem, Ben Shapiro llega a la pubertad y a Jordan Peterson se le cae la máscara
Por: Linda Dayan
Jordan Peterson. En las dos semanas entre el anuncio del evento y su presentación, los tres mil asientos del teatro se agotaron.
En una charla con entradas agotadas ante miles de fans israelíes, Ben Shapiro estuvo consumido por la rareza, mientras que Jordan Peterson fue más pastor que iconoclasta, hasta que mostró sus verdaderos colores.
A finales de septiembre, los fans israelíes de Jordan Peterson recibieron una agradable sorpresa. El autor canadiense, psicólogo clínico, personalidad conservadora de los medios de comunicación y héroe para muchos jóvenes descarriados en una era incierta iba a hablar en Jerusalem. Se le uniría su colega derechista Ben Shapiro para discutir ¨los temas más importantes del ámbito de la cultura, política y la vida intelectual¨, decía el sitio web del evento.
La charla, llevada a cabo el jueves en el Centro Internacional de Convención de Jerusalem, fue patrocinada por la Fundación Tikva, así como por las editoriales Sella Meir y Shibolet que han traducido al hebreo obras de autores conservadores y de derecha de Estados Unidos. La Fundación Tikva es una organización sin fines de lucro, con sede en New York, que se define a sí misma en su sitio web como ¨políticamente sionista, económicamente orientada al mercado libre, culturalmente tradicional y teológicamente de mente abierta¨. Es la organización detrás de la revista Mosaic y anfitrión de otras iniciativas y publicaciones educativas.
En las dos semanas entre el anuncio del evento y su puesta en escena, se agotaron los 3,000 asientos del teatro. Con las entradas a 350 shekels ($99) cada una, esto no es poca cosa.
Este es el segundo compromiso israelí de charla para Shapiro, el fundador judío estadounidense del sitio web conservador The Daily Wire. En julio, encabezó un evento organizado por el Salón Internacional de Tel Aviv, Sella Meir y Shibolet. Aquellos que ordenaron sus entradas a través del salón no fueron informados hasta el día del evento de que tendría lugar dentro de la Conferencia de Acción Política Conservadora de extrema derecha en Tel Aviv, presentando paneles tales como ¨Conservadurismo Internacional¨, ´Revolución Judicial Conservadora¨ y ¨Paz a través de la Fuerza¨.
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Aunque los dos eventos compartieron una audiencia objetivo de adultos de derecha en su mayoría anglo israelíes, hubo una diferencia en las multitudes en los eventos de Shapiro y Peterson. En la charla de Shapiro en Tel Aviv, el estado de ánimo en general era petulante. Cuando la gente se arremolinaba sola, caminaba con un propósito.
No así en la multitud reunida afuera del Centro Internacional de Convención esperando a que las puertas se abrieran para Peterson. Ahí, hombres solos de entre 20 y 30 años deambulan alrededor del patio y se apoyan contra la barandilla, con las cabezas encorvadas (la primera regla para la vida de Peterson: Camina derecho con tus hombros echados hacia atrás).
Hice contacto visual con unos pocos de ellos; la mayoría rápidamente apartan su mirada. Hay un puñado de mujeres, vestidas con faldas largas y coberturas de cabeza que están mucho menos fuera de lugar en Jerusalem de lo que estaban nel compromiso de Shapiro en el Puerto de Tel Aviv. Pero, aquí también, casi todas las mujeres están acompañadas por un hombre, usualmente uno con acento estadounidense.
Dentro del salón de convenciones hay casetas atendidas por organizaciones apoyadas en gran medida por los patrocinadores del evento. Incluyen a Tzarich Iyun, una publicación escrita por autores ultraortodoxos para lectores ultraortodoxos; el Foro de la Ley y Libertad de Israel, que impulsa una línea judicial conservadora; y la revista Epoch, cuyos recientes artículos dan espacio a la negación del clima y cuestionan qué esconde el algoritmo de Google.
En la caseta de Sibolet, un adolescente precoz me saluda cálidamente -me reconoce por el evento de Shapiro -y repite a la multitud que la autobiografía de Netanyahu sólo se puede reservar. Otra caseta, el Centro de Política de Inmigración Israelí está repleta de informes. El primero que me llamó la atención: ¨El Peligro Inherente en la Unión de Israel a la Convención de Estambul -la convención internacional combate la violencia en contra de las mujeres.
Peterson hablando en un mitin sobre la libertad de expresión en la Universidad de Toronto en el 2016.
Conectando los puntos
Admito que fui al evento de Peterson con reservas. Asistir a la charla de Shapiro y darme cuenta de que la mayoría de la audiencia estaba al menos un poco de acuerdo con la insurrección del Capitolio del 6 de junio fue inquietante. Su constante reiteración de lo que es llamado ¨One Joke¨ de la derecha -en que los disparos crudos a la identidad transgénero son el colmo de la comedia -me decepcionó, tanto como una persona con seres queridos trans que como una persona con sentido del humor.
Pero Peterson es una raza diferente. Mientras Shapiro es un provocador que habla rápido, Peterson viene con su experiencia como profesor. Es un orador elocuente que recopila sus pensamientos antes de entregar un monólogo estructurado que toma prestado de varias disciplinas -ciencias sociales, biología, crítica literaria y teología.
Ya estaba establecido profesionalmente cuando saltó a la fama en el mundo de la multitud antagónica a la corrección política. En el 2016, el profesor de la Universidad de Toronto declaró su oposición al proyecto de ley C-16 de Canadá, que pretendía extender las leyes anti-discriminación del país para incluir a la ¨identidad o expresión de género¨. Sus declamaciones lo convirtieron en un mimado de la derecha, y sus subsecuentes libros de auto ayuda lo impulsaron a un status legendario entre los hombres jóvenes que se sentían perdidos en un mundo donde la masculinidad está perdiendo lentamente su capital.
Para presentar sus argumentos, Peterson parece tener un método propio para llegar a su audiencia objetivo y protegerse de cualquier crítica. Bajo este método, el orador orbita lo suficiente para decir algo que los lectores inteligentes usarían para conectar el contexto y contenido, y, por lo tanto, inferir la intención.
Pero cuando es confrontado con las consecuencias de hacer una declaración en particular -por ejemplo, la base de la declaración en el pensamiento perjudicial o su capacidad para hacer daño a un grupo de personas que ya experimenta violencia desproporcionada -tales oradores dicen que han sido terriblemente malentendidos por una turba mal dispuesta. Nunca dijeron todas esas cosas, ¿por qué estás poniendo palabras en su boca? Es tu culpa por conectar esos puntos en particular, aunque esos puntos estaban numerados y, cuando se conectan, forman una imagen muy clara.
Peterson muestra cómo funciona esta política en un artículo que aparece en la publicación de Shapiro, The Daily Wire. En un artículo titulado ¨Preferiría morir antes que borrar un tuit veraz por cancelar los escalofríos¨, cuenta que tuiteó después que el actor transgénero Elliot Page se sometiera a alta cirugía: ¨¿Recuerdan cuando el orgullo era un pecado? Y Ellen Page se acaba de hacer sacar sus pechos por un cirujano criminal¨. Twitter alegó que esto violaba las reglas de la plataforma en contra de la conducta de odio, pero Peterson no estuvo de acuerdo.
Ben Shapiro hablando en Tel Aviv en julio.
Explicó que el hecho de que el Orgullo haya sido considerado un pecado durante mucho tiempo es ¨meramente una declaración fáctica¨, que él debe llamar a Elliot Page por el nombre (femenino) que le fue dado al nacer porque es ¨el nombre de una actriz muy conocida¨ y así es como la figura es más conocida. Y debe usar pronombres femeninos para referirse a él porque ¨¿cómo podrían aquellos que estoy escribiendo tener sentido de lo que estoy diciendo si eran ´sus´ [masculino] pechos los que fueron removidos?¨ (No importa que las cirugías para la masculinización del pecho también son populares entre los hombres con ginecomastia).
Señala que se arrepiente del término ¨médico criminal¨ – ¨¿Fueron legales las operaciones realizadas por los médicos fascistas que llevaron a cabo experimentos médicos nazis? Sí, bajo las leyes del momento. Pero ¿eran criminales? Dejaré que ustedes respondan a esa pregunta¨.
Sus conclusiones, que puede afirmar abiertamente sin temor a las protestas de los lectores del The Daily Wire, son que ¨Ellen/Elliot tiene culpabilidad moral¨ por tentar a ¨muchas adolescentes pobres y confundidas a culpar a su incipiente timidez pubescente, confusión e incomodidad de ¨nacer en el cuerpo equivocado¨ y someterse a la transición de género. Termina con ¨sube el tuyo, despertaron los moralistas¨ y ¨Realmente estoy empezando a pensar que no eres tan brillantes¨.
´¡Te amamos Jp!´
En el escenario, Amiad Cohen, de la Fundación Tikvah presenta a los invitados y los elogia por su trabajo en contra de los ¨bárbaros¨ que intentan hacer retroceder la razón y la dignidad y promover una visión del mundo que elimina la identidad nacional y desmantela la familia. Tanto él como el historiador y columnista de Haaretz, Gadi Taub, que se ha unido a él, enuncian las palabras ¨derechos humanos¨ con tal acidez que suena como una nueva pandemia. Después de todo, dice Taub, ¨cualquier ONG que tiene ¨derechos humanos¨ en su nombre es de alguna manera antisemita¨.
Shapiro, rindiendo tributo a Tierra Santa, se enfoca en su charla de una milla por minuto en torno a la necesidad de resituar la religión en la racionalidad. El panteón del paganismo, dice, ¨promociona la tolerancia y la diversidad por encima de la verdad¨. Pero D-s es Uno, y ¨racionalidad sin un propósito superior no significa nada¨. Pronuncia su discurso mientras está de pie en el podio, y bromea diciendo que su barba recién desarrollada significa que finalmente ha llegado a su pubertad -éste es su bar mitzvah.
Incluso sin el chiste, su charla evoca la misma atmósfera. La entrega apresurada, el enfoque y exposición en la Torah, su lugar en el escenario ante miles de cabezas cubiertas con kippa sugieren una ceremonia de mayoría de edad, pero con el bono agregado de las bromas sobre identificarse con objetos inanimados.
Y luego aparece Peterson -demacrado, elegantemente vestido y paseando por el borde del escenario. Después de que el ruido de los aplausos se apaga, un joven sentado detrás de mí grita ¨¡Te amamos, JP!¨ Peterson responde, ¨Es mutuo¨.
Habla. Suave, claro y familiarmente, acelerando, desacelerando y pausando en busca de la palabra perfecta. Habla sobre los problemas con la percepción, sobre cómo dará crédito a los posmodernistas por comprender que la ciencia necesita debe estar expresada en una narrativa, aunque el Marxismo – ¨una rama de la afirmación de que el espíritu del mundo es uno de poder¨ -lo comprendió mal. La dominación y la agresión no conducen a los finales felices, ni para nosotros ni para nuestros primos los chimpancés. Y ¨si eres un hombre que actúa como un tirano, encontrarás que las mujeres no son tan fáciles de oprimir¨.
Habla sobre la unidad, sobre la ansiedad, causada por su ausencia, sobre el papel de D-s en los relatos bíblicos para conducir a la humanidad en la dirección correcta. Y habla sobre responsabilidad, de sacrificar a corto plazo los caprichos hedonistas para ver los objetivos de uno cumplidos. Su charla es un poco inconexa y a veces parece hablar sobre las cabezas de la audiencia, que pueden no ser angloparlantes nativos acostumbrados a lenguaje mucho más académico. Pero queda inmediatamente claro, que tiene un particular talento para la comunicación, para hacer que tengan sentido a partir de grandes ideas, para llegar a la gente que busca un mensaje.
¨Cómo judíos en Israel ¿están contando la historia más grandiosa jamás contada? Eso lo tiene que decidir ustedes¨, dice. ¨Tienen una tremenda responsabilidad moral¨. Agrega: ¨Creo que es verdad que el destino del mundo depende del pueblo de Israel¨ -la multitud enloquece -¨atraes a las personas aquí por lo que son capaces de hacer. Nos muestran cómo se ve una ciudad santa -porque lo necesitamos¨ Una ovación de pie.
Y luego, David Friedman, que era el embajador de Donald Trump para Israel, toma el escenario para moderar el segmento de preguntas y respuestas. Lanza a Shapiro y Peterson preguntas sobre el futuro de Estados Unidos, libertad y nacionalismo, entre otras cosas claves. Shapiro trata cada respuesta como una carrera, llenándolas con el discurso que su audiencia quiere escuchar. Oscila entre condenar las política de identidad y empieza las frases con ¨Yo como judío ..,¨
¨Estoy muy optimista respecto al futuro de Estados Unidos¨, dice, porque se está gestando una reacción contra la ideología de lo ¨qué es un hombre, qué es una mujer¨, quién se puede casar con quién, ¨mirarse el ombligo sobre nuestra identidad sexual individual. ¨Es tanto desconcertante como fascinante experimentar simplemente cuánto del problema de la rareza consume a este hombre.
Mientras tanto, Peterson, no parece estar tratando de cumplir con una cuota de palabras de moda. Sus respuestas recuerdan una ideología de arranque suave -invocando la responsabilidad personal una y otra vez -pero siguen siendo bastante neutrales políticamente. Cuando se le pide dar un comentario final a la audiencia, dice, ¨Mi esperanza es que hagan la paz en sus propios hogares¨.
En este punto, cuando los oradores toman las preguntas del público sobre Dostoyevsky y la crianza de niños pequeños (aquí Shapiro se las arregla para meter otra broma a expensas de la comunidad transgénero), casi me siento traicionada. Peterson no ha dicho nada incendiario -ni siquiera ligeramente picante. Se siente más un pastor que un iconoclasta, diciéndole a los padres que elogien a sus hijos por los trabajos bien hechos y alentando la buena comunicación entre los esposos.
No estoy de acuerdo con su simplificación excesiva de las estructuras de poder, pero siento que eso podría suavizarse con unas bromas y una taza de té. ¿Dónde está el negacionismo climático, la sugerencia (pero no declaraciones) sobre la naturaleza inherente de los hombres y las mujeres, la interpretación errónea de género de las celebridades?
Peterson desenmascarado
Una mujer se dirige al micrófono para hacer la pregunta final del público. Se identifica a sí misma como una compañera de los ex alumnos de la Universidad McGill que comenzó a seguir a Peterson cuando él comenzó a luchar contra el proyecto de ley anti-discriminación y vitoreó su apoyo a la protesta contra la vacuna de los camioneros en Canadá. Su pregunta, como una persona orgullosamente no vacunada (la multitud estalla en aplausos e inmediatamente siento una picazón en mi garganta) es sobre la política de vacunación del COVID-19 de Israel.
Elliot Page, en un evento en New York el año pasado.
Shapiro responde, llamando la respuesta global al COVID-19 ¨una perversión de la ciencia¨ y señala que las políticas para la pandemia de Israel lo mantuvieron fuera del país por dos años. Y con eso, antes de que Peterson pueda hablar, Cohen, de la Fundación Tikva, termina la sesión. La audiencia se rebela -gritando, abucheando, exigiendo escuchar la respuesta de Peterson. Consintiendo a la multitud, los moderadores ceden y el afable psicólogo levanta su micrófono.
¨Ningún científico dijo, sigue la ciencia¨, dice. A partir de ahí, estallaron una serie de afirmaciones: que los políticos usan las encuestas de opinión para imponer un falso consenso científicos, que ¨no había datos de mortalidad por todas las causas de las vacunas¨, que los cierres mataron a 100 personas por cada individuo al que salvaron.
Comenzó a discutir un aumento en la mortalidad de Europa. ¨¿Es la vacuna que está matando gente?¨ pregunta -sugiriendo nuevamente, pero no afirmando. (cabe señalar que, la iniciativa Science Feedback de la OMS, clasifica esta afirmación como no respaldada). ¨El hecho de que la izquierda se subiera a la cama con las compañías farmacéuticas¨ es impensable, dice. ¨¿Podría ser porque les ofrecieron la promesa del poder y control centralizados?¨
Hasta esa pregunta, me estaba preguntando si la personalidad derechista de Peterson era una estafa. Se puede encontrar poca fama y fortuna siendo un buen profesor y psicólogo, y mucho que ganar en la era Trumpiana por sacrificarse uno mismo en el altar de la incorrección política. Y quizás es un acto. Pero su respuesta fue lo suficientemente animada para sugerir que finalmente se estaba sacando su proverbial máscara.
Peterson ha construido una imagen meticulosa como el terapista perfecto para la clase de hombre joven que se ha comprometido a nunca ir a un terapista. Tiene el conocimiento académico y la experiencia clínica para dar un consejo sólido y competente, y la voz gentil, pero autoritaria y la entrega para convencer a alguien de realmente seguir ese consejo. Y debajo del exterior cortés y bien vestido, hay un hombre con el que estos chicos se pueden relacionar profundamente. Uno que se deleita en ser odiado por la izquierda, que comprende cómo incitar a los ¨activistas de los derechos humanos¨ que tanto destetan los otros oradores del evento, sin expresar explícitamente intolerancia que puede tener consecuencias (más de una posible prohibición en Twitter).
Mientras Shapiro predica a sus admiradores que los activistas que luchan por los derechos civiles están tratando de obligar a sus hijos a participar en concursos drag, Peterson es más sutil. Está ahí para proporcionar un evangelio de superación personal a los vulnerables y cuestionadores. Una vez que los miembros de esta audiencia obtengan algunos beneficios de escuchar -mejor postura, relaciones pacíficas, un sentido de responsabilidad -están maduros para lo que quizás no han estado listos para oír cuando comenzaron su viaje: Quizás, sólo quizás, las feministas con las lloronas que odian a los hombres y los izquierdistas impulsan vacunas mortales a fin de consolidar el poder. Quizás, sólo quizás, el problema nunca fue con ellos en lo absoluto.
Traducción: Comunidad Judía de Guayaquil
Fuente: Haaretz