18 Oct ´Está impulsado por el miedo´: Ucranianos y rusos con raíces judías huyen a Israel
Por: Bethan McKernan y Quique Kierszenbaum
Gershon Luxemburg, nacido en Uzbekistán, dirige un club de boxeo en Jerusalem donde judíos y árabes entrenan.
Una nueva ola de judíos ucranianos y alrededor de uno de cada ocho judíos rusos han ´hecho aliyah´, o emigrado, a Israel.
Una visita al único club de boxeo de Jerusalem es como viajar al pasado: el antiguo refugio antibombas en un vecindario de clase trabajadora de Jerusalem es un derroche de parafernalia de la vieja escuela y un CD de música disco de 1970 proporciona la banda sonora para las sesiones de entrenamiento.
Éste es el reino de Gershon Luxenburg, mejor conocido como Grisha, un hombre en forma de 78 años que ladra instrucciones mientras mastica un chicle mentolado. Nacido en Uzbekistán, el ex campeón ruso vino a Israel cuando era joven; hoy entrena a muchos nuevos emigrados de habla rusa.
¨Aprendí a boxear cuando era niño para poder defenderme cuando me golpeaban en la escuela por ser judío¨, dijo Luxenburg. ¨Peleé en Líbano y en la Guerra de Yom Kippur. Los judíos no tienen miedo de luchar, de defenderse a sí mismos. Pero uno no quiere morir por la guerra de Putin en Ucrania¨.
Cuando Rusia invadió Ucrania en febrero, Israel se preparó para una nueva ola de inmigración, desde el ex estado soviético. Alrededor de 13,000 ucranianos con ascendencia judía han hecho aliyah, o inmigrado desde entonces. Inesperadamente, el doble de eso ha venido de Rusia, lo que quiere decir que uno de cada ocho judíos rusos ha dejado el país.
Desde el anuncio de movilización de Vladimir Putin en septiembre, su número está creciendo. La semana pasada, Alla Pugacheva, la reina del pop soviético, reiteró sus críticas a la guerra y anunció que había venido a Israel con su esposo, que tiene raíces judías.
Mikhael, de Moscú, entrena en el club de Jerusalem junto con otros emigrados.
Mikhael, que ha venido a entrenar al gimnasio de Grisha durante los últimos dos años, nació y se crío en Moscú. Trabajando en la industria tecnológica en Israel, ahora no puede visitar a su madre y hermana, que todavía viven en la capital rusa.
¨No hay manera de que pueda ir a casa ahora. Decidí hacer aliyah y estoy feliz aquí. Hice mi servicio en el ejército israelí. Pero en Rusia no es lo mismo. No quiero ser parte de eso¨, dijo el hombre de 33 años.
La ley de retorno de Israel -muy vilipendiada por los palestinos, a quienes no aplica -les da a las personas nacidas judías, conversos, cónyuges de personas judías y a aquellos con padres o abuelos judíos el derecho de mudarse al país y adquirir la ciudadanía israelí.
Desde 1950, Israel ha visto varias olas de inmigración de aliyah de países que incluyen a Sudán , Etiopía y Yemen, así como una afluencia de más de 1 millón de personas después del colapso de la Unión Soviética en 1989.
Para el parlamentario de la Knesset nacido en Ucrania, Yuli Edelstein, un prominente refúsenik que pasó tres años en una colonia penal en Siberia, hay una sensación de que la historia se repite.
´El peligro ha sido parte de la experiencia judía en Rusia durante generaciones. Nadie olvidará eso nunca¨, dijo.
¨Cuando dejé Rusia era muy joven y sabía muy poco sobre mi raíces judías e Israel. Pero tenía un destino. Esta vez, las personas se están yendo a toda prisa -está impulsado por el miedo¨.
El proceso de aliyah se ha acelerado para los ucranianos, que están clasificados como refugiados, pero la demanda inesperada de Rusia ha abrumada a la Agencia Juía, el organismo casi gubernamental que facilita la inmigración. Además de los 26,000 rusos que ya han llegado a Israel hasta ahora este año, otros 35,000 están esperando a que se procese el papeleo.
El ministerio de aliyah e integración de Israel, el ministerio de relaciones exteriores y el de tesoro se reunieron después del llamado militar de Putin para discutir los presupuestos de emergencia, las opciones de alojamiento y organizar los vuelos para los recién llegados.
Sin embargo, el trabajo de la Agencia Judía está bajo amenaza. En julio, el ministerio de justicia de Rusia recomendó que la organización sea cerrada por violar las leyes de privacidad rusas, lo que provocó una disputa diplomática.
La profesora de periodismo, Anna Klatis, obtuvo un pasaporte israelí hace años y luego vino a Jerusalem en febrero del 2022 con su hija.
A pesar de la presión de sus aliados occidentales para que adopte una postura contundente, Israel ha tratado de permanecer neutral en la guerra en Ucrania, ya que depende de Moscú para facilitar sus operaciones militares en Siria. Sin embargo, la amenaza de cerrar las oficinas de la Agencia Judía, llevó al primer ministro interino de Israel, Yair Lapid, a advertir que tal medida sería un golpe severo a las relaciones bilaterales. Un caso está avanzando lentamente en una corte de Jerusalem, y el futuro de la agencia es incierto.
¨No está claro en lo absoluto qué están esperando lograr los rusos atacando a la Agencia Judía. El gobierno no es monolítico…quizás una rama está buscando frenar la emigración y otra no conoce las posibles implicaciones diplomáticas¨, dijo una fuente relacionada con el tema, que pidió no ser nombrada para evitar poner en riesgo el caso de la Agencia Judía.
¨Es difícil predecir que sucederá a continuación, pero hay dos resultados contradictorios: o la gente tendrá miedo de presentarse como candidatos para la aliyah, ahora que el gobierno no lo ve con buenos ojos, o llevará a un incremento aún mayor en las cifras¨.
La movilización de Putin llevó a una lucha por los vuelos a Israel, donde los ciudadanos rusos todavía son bienvenidos como turistas. Cinco nuevas agencias privadas también se han abierto para ayudar a los rusos a hacer aliyah, y la Agence France-Presse informó que los funcionarios de la administración municipal en todo el país han visto aumentos enormes en las personas buscado registros para respaldar sus afirmaciones de ascendencia judía. Muchos de aquellos que se contactan con las autoridades son madres desesperadas por sacar a sus hijos del país.
¨Obtuve un pasaporte israelí hace muchos años, porque siempre supe que algo como esto era posible. Siempre supe que los días oscuros de la Unión Soviética podían regresar¨, dijo Anna Klatis, una profesora de periodismo en la Universidad Estatal de Moscú, que se fue a Jerusalem con su hija de 16 años en febrero.
¨Es difícil para mi hija ajustarse a un nuevo lugar y aprender hebreo para la escuela. Quizás tendrá que hacer el servicio militar aquí. Pero no podía dejarla crecer en un lugar donde las libertades se están desvaneciendo¨.
Traducción: Comunidad Judía de Guayaquil
Fuente: The Guardian