Octubre 18 de 2022

Buscado por crímenes de guerra en Argentina, escondido a simple vista en Israel

Por: Judy Maltz

Los carteles de búsqueda publicados por Shlomo Slutzky, en el documental ¨¡Bronca!¨

Unos 3,000 judíos desaparecieron sin dejar rastro durante las ¨guerras sucias¨ de Argentina en los años 1970 y 1980. Un nuevo documental, ¨¡Bronca!¨, sigue a un equipo de padre e hijo que busca justicia por al menos uno de ellos.

Hace 10 años, Tomer Slutzky se estaba preparando para lo que se ha convertido en un rito de iniciación para muchos jóvenes israelíes: un viaje después del ejército por América del Sur.

Sin embargo, sus planes se vieron truncados, cuando su padre Shlomo lo convenció para unirse a él en un tipo diferente de aventura -casualmente, en la misma parte del mundo.

En lugar de empacar su equipo de senderismo, Tomer terminaría metiendo una cámara en su bolso y siguiendo a su padre en lo que describe como un ¨viaje documental¨.

Su misión: buscar justicia para un familiar cuyo rostro parcialmente cortado aparece en una fotografía tomada en la boda de los abuelos de Tomer.

Ese familiar era Samuel Slutzky, un médico de 41 años visto por última vez en 1977, cuando fue arrestado por la junta militar argentina durante las así llamadas ¨guerras sucias¨. Fue llevado a un centro de tortura en el suburbio bonaerense de La Plata, para nunca más regresar.

El hijo de Samuel, Mariano, terminaría testificando en el juicio de los oficiales y funcionarios que dirigían este notorio centro de detención, conocido como ¨La Cacha¨, donde 129 prisioneros murieron durante los siete años de la dictadura militar de Argentina.

Shlomo Slutzky, periodista y documentalista que había emigrado a Israel en 1976 (poco después del golpe de estado derechista), había venido a cubrir el juicio, que se abrió en el 2013 y concluyó en octubre del 2014.

Su primo Samuel estaba entre un estimado de 3,000 judíos que desaparecieron sin dejar rastro durante esos años. Dos docenas de oficiales y agentes serían condenados eventualmente, muchos de ellos sentenciados a cadena perpetua.

De lo que Shlomo y su hijo se enteraron por Mariano durante este viaje fue que la familia burguesa Slutzky había cortado todos los lazos con Samuel debido a su política radical de izquierda (incluso había recibido entrenamiento guerrillero en la Cuba comunista). La familia nunca siquiera se molestó en comunicarse con la esposa y los hijos de Samuel después de su muerte, les contó Mariano.

Cuando Shlomo le pregunta a Mariano cómo podría compensarlo, el hijo del médico responde: ¨Llegas demasiado tarde¨.

Tomer y Shlomo Slutzky, el equipo de padre e hijo detrás del documental ¨¡Bronca!¨

Pero Shlomo es incansable y, al regresar a Israel, encuentra su oportunidad. Por casualidad, descubre que un ex agente de la inteligencia militar de Argentina que había trabajado en La Cacha, de alguna manera logró refugiarse en Israel y, por lo tanto, nunca fue juzgado. De hecho, dos años antes de que el juicio se abriera, Interpol había emitido una orden de arresto para Teodoro Aníbal Gauto, por su presunta participación en crímenes de lesa humanidad.

Gauto, como descubriría Shlomo, había logrado obtener la ciudadanía israelí a través de la Ley de Retorno: su esposa era nieta de un judío, lo que la hizo elegible -y como su esposo, a él también.

La familia había emigrado a Israel en el 2003, durante una gran ola de Aliyah de Argentina que siguió al colapso económico del país, y estaban viviendo en Kiryat Bialik, justo al norte de Haifa. Gauto, que para ahora hablaba hebreo fluidamente, había adoptado un nuevo nombre hebreo: Yosef Carmel.

Shlomo resuelve exponerlo y deportarlo a Argentina para ser juzgado. ¨Esta vez los Slutzky no serán espectadores¨, le asegura a su hijo.

Profunda admiración

¨¡Bronca!¨ (en español ¨Furia¨), un documental de 70 minutos que recién fue estrenado en Israel en el Festival Internacional de Cine de Haifa, narra la incansable campaña de este inmigrante argentino para lograr que Gauto sea extraditado por sus presuntos crímenes de guerra. Codirigida por el equipo de padre e hijo, también es una historia sobre el amor y la profunda admiración de Tomer por el hombre que lo guía por este viaje a menudo frustrante. (Tomer sirve como el narrador de la película y está a cargo de la mayor parte del trabajo de cámara).

Es absurdo, como lo señala Shlomo en más de una ocasión en la película -que el hombre que puede haber estado involucrado en el asesinato de su primo a miles de millas de distancia ahora ¨está viviendo libremente a menos de 100 kilómetros [60 millas] de distancia¨ de él en Israel. O, como pregunta incrédulamente un manifestante en un mitin exigiendo la extradición de Gauto: ¨Nosotros secuestramos a Eichmann en Argentina y los trajimos aquí para ser juzgado, ¿y ahora estamos escondiendo a alguien que cometió crímenes en Argentina?¨

Resulta que Gauto no sólo está viviendo libremente en Israel, sino que, en realidad, es un miembro muy querido de la comunidad de expatriados argentinos relativamente grande de Kiryat Bialik -al menos hasta que se revela su verdadera identidad.

Tratando de desenterrar información sobre él, Shlomo consigue una entrevista telefónica con el presunto criminal de guerra, en la que lo interroga sobre sus actividades en La Cacha. Gauto niega haber actuado mal. Su trabajo en el centro de tortura afirma, consistía principalmente en preparar las cédulas de identidad de los presos. ¨No tengo ninguna ideología¨, insiste. ¨Tenía 20 años. Lo hice por el dinero. Quería comprar un automóvil nuevo¨.

Shlomo no puede comprender por qué Israel es tan reacio a extraditar a Gauto, cuando es buscado por crímenes tan horribles – cometidos, presuntamente, también contra judíos. Después de consultar con expertos legales, se entera de que no es tan simple: Israel sólo puede extraditar a una persona si debe ser juzgada en otro país. La orden de arresto para Gauto sólo era para ser interrogado, a fin de determinar luego si debería enfrentar un juicio.

Shlomo se niega a permitir que este tecnicismo legal se interponga en su camio. Si Gauto no puede ser extraditado, dice, entonces al menos debería ser despojado de su ciudadanía israelí. Una nueva información que descubren los cineastas abre esta posibilidad.

Se trasluce que, en sus últimos años en Argentina, Gauto había sido acusado de fraude en contra del banco que lo empleaba. Sin embargo, antes de que el veredicto fuera entregado, aprovechó la Ley de Retorno para huir a Israel. Como todos los solicitantes de la ciudadanía israelí, los representantes de la Agencia Judía le pidieron a Gauto que firmara un documento diciendo que no había procedimientos legales pendientes contra él en ese momento. Él firmó el documento, sin revelar nunca la verdad.

Una escena del documental ¨¡Bronca!¨

Cuando Shlomo llama al Ministerio del Interior de Israel para saber si esto constituye un motivo para revocar la ciudadanía de Gauto, una vez más se expone a la decepción. Lo que descubre es que el ministerio sólo puede revocar la ciudadanía de una persona dentro de los tres años posteriores a su concesión. Y, entonces se entera de que, si desea continuar el asunto, debe llevarlo a los tribunales.  Así que, Shlomo procede a demandar al Estado de Israel, exigiendo que revoque la ciudadanía de Gauto.

En un desarrollo bastante peculiar, el estado exige, en medio de los procedimientos judiciales, que sus argumentos se mantengan en secreto de los peticionarios. Shlomo sólo puede especular el porqué.

Cree que puede tener algo que ver con los vínculos muy cercanos de Israel con la inteligencia militar de Argentina durante los años de la dictadura. Después de todo, Gauto estaba empleado por la agencia. ¨¿Quizás Israel está protegiéndose a sí mismo, no a Gauto?¨ especula Shlomo.

La promesa de un presidente

En varias ocasiones, Shlomo parece estar cerca de dar en el blanco, sólo para sufrir otro revés. En el 2019, se entera de que Gauto ha abordado un vuelo a Argentina y que funcionarios del gobierno en Buenos Aires lo han llamado para interrogarlo. Pero antes de que puedan proseguir, Gauto ya ha logrado escapar del país y volar de regreso a Israel.

En enero del 2020, a penas un mes después de ganar las elecciones argentinas, el presidente Alberto Fernández llega a Israel para su primer viaje al exterior como líder. La película documenta una reunión en Jerusalem entre Fernández y los representantes de la comunidad de expatriados argentinos de Israel -incluido Shlomo. Tras derrumbarse el recordar a las víctimas de las guerras sucias, el nuevo presidente de Argentina le promete al cineasta que hará todo lo posible para llevar a juicio a Gauto.

Para probar que habla en serio, Fernández le da a Shlomo su número telefónico y lo insta a contactarse con él a través de WhatsApp. Pero sólo dos meses después, llega la pandemia de COVID y el nuevo presidente de Argentina tiene asuntos mucho más urgentes en su mente.

El presidente argentino Alberto Fernández en una reunión con israelíes argentinos, en el documental ¨¡Bronca!¨

Si esto no fuera lo suficientemente decepcionante, Shlomo también sufre un ataque cardíaco en el curso de la filmación de la película. Tomer comprende que la obsesión de su padre está afectando su salud, y está claramente preocupado.

Un día, mientras está filmando a su padre poner carteles de ¨Se Busca¨ para el Gauto alrededor de Kiryat Bialik, Tomer le pregunta cuándo planea dejarlo. ¨Para cuando haya justicia o cuando él muera¨, responde Shlomo.

En cierto sentido, Shlomo ha cumplido su misión. Después de años de distanciamiento, Mariano -cuya sensación de abandono por parte de los Slutzky es lo que inicialmente impulsó a Shlomo a actuar -se ha reconectado finalmente con su familia en Israel y los ha perdonado. Puede que Gauto siga vagando libremente, pero docenas de otros implicados en la muerte de su padre están ahora sentados en la cárcel, señala Mariano, y esto le da una considerable dosis de cierre.

¨Después del juicio, me quitaron un gran peso de encima¨, relata en una conversación por Facetime con Shlomo. ¨Y estoy tan feliz y en paz conmigo mismo de que toda la bronca, toda la ira, y toda la agresión se están desvaneciendo. Cambias cuando vez que se hace justicia¨.

Para Shlomo, parece, estas palabras son un incentivo para continuar con su propia búsqueda de justicia.

 

Traducción: Comunidad Judía de Guayaquil
Fuente: Haaretz

 

 

 



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