28 Sep ¿Luchando con los precios altos? El frenesí nacional de compras de Israel dice otra cosa
POR: David Rosenberg
Comprando en Kiryat Anavim.
Independientemente de lo que digan sus amigos, los titulares de los periódicos y los políticos, no hay señal de que el alto costo de la vida en Israel realmente moleste a mucha gente.
Si usted cree lo que dicen los titulares de los periódicos, las redes sociales, las encuestas de opinión, los políticos e incluso la gente en la mesa, el consumidor israelí está siendo aplastado por la inflación alta y el costo de la vida imposiblemente alto del país.
La atmósfera no se parece en nada al verano del 2011, cuando el precio alto del queso cottage se convirtió en gigantescas protestas sobre el alto costo de la vida, pero la ansiedad por la inflación y los precios altos es tangible. Una encuesta publicada por la federación de trabajo Histradrut esta semana, encontró que un tercio de los israelíes estaban recortando el gasto de la Fiesta Alta debido a los altos precios. Cerca del 90 por ciento dice que los precios altos han causado que cambien sus hábitos de compra, y 58 por ciento afirma que boicotearán los productos cuyos precios hayan aumentado.
Pero, si mira a las estadísticas, se obtiene una historia muy diferente: la tasa de inflación de Israel es más alta de lo que ha sido en años, pero los israelíes están comprando como si no hubiera un mañana, saliendo a comer, yendo a conciertos y tomando vacaciones en el extranjero en números récord. Incluso parecen tener el dinero para pagar por casas ridículamente caras.
Nadie discute que el costo de vivir en Israel es alto en comparación con otros países desarrollados, aunque cuán alto es tema de discusión. La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OECD por sus siglas en inglés) registra un aumento constante desde el 2008, de modo que el año pasado los precios israelíes eran 135 por ciento del promedio del OECD. Pero un estudio del año pasado de la Institución Shoresh para la Investigación Socioeconómica del Prof. Dan Ben-David, encontró que la diferencia no era tan grande.
Pero, por altos que sean los precios, los israelíes no parecen estar ajustándose sus cinturones. A pesar de que la inflación se ha acelerado este año y el Banco de Israel ha aumentado el costo del dinero aumentando las tasas de interés, las Tarjetas de Crédito de Israel (CAL por sus siglas en inglés) estima que las compras con tarjeta de crédito subieron un 29 por ciento en julio-agosto con respecto al mismo período en el 2019 (eso es, antes de que la pandemia de COVID deprimiera temporalmente el gasto).
Otra encuesta por Shva, la compañía de procesamiento de tarjeta de crédito, encontró que el gasto en los supermercados apenas había subido en los dos meses, pero eso fue porque la gente estaba comiendo afuera más y viajando al extranjero. Los israelíes quieren ¨vivir el momento¨, dijo Adi Yoffe, que estudia las tendencias del consumidor, a TheMarker.
Quizás eso explica por qué incluso en medio de una campaña electoral, los partidos no están hablando mucho sobre el alto costo de la vida.
El Índice de Voz de Israel encontró que 44 por ciento de los israelíes dijeron que su máxima prioridad cuando votan es la plataforma económica del partido sobre cuestiones económicas y el alto costo de la vida. Benjamin Netanyahu se enfocó en ello al principio del ciclo electoral, pero parece haberse movido a otras cosas.
Pero, siempre alerta a los cambios en el sentimiento público, Netanyahu se dio cuenta de que esta lucha no es diferente de todas las otras luchas en los tres años de elecciones consecutivas -se trata sobre la identificación del votante con la izquierda o la derecha; si son pro-Bibi o anti-Bibi. El gobierno del ¨cambio¨ de Naftali Bennett y Yair Lapid en realidad incluyó muchas reformas de reducción de precios en la Ley de Arreglos Presupuestarios del año pasado, pero no hay señal de que Lapid esté ganando muchos votos debido a eso, y mucho menos que se dirija a la victoria en noviembre.
¿Por qué no les importa a los votantes israelíes la inflación y el costo de la vida como a sus pares en Estados Unidos y Europa? La respuesta es doble.
La primera es que tienen buenas razones para ser escépticos de que, una vez en el cargo, los políticos abordarán el problema. El hecho es que las razones para el alto costo de la vida de Israel son complicadas y están interconectadas. No se pueden resolver con una legislación que acapare los titulares.
Sí, los monopolios y los importadores avaros mantienen los precios altos, pero factores más misteriosos y políticamente menos convincentes, como la baja tasa de productividad laboral de Israel, tienen parte de la culpa. Es poco probable que al enfocarse en uno o dos de los problemas, los precios bajen porque los otros permanecerán para apuntalarlos. Los tipos de iniciativas que podrían funcionar toman más tiempo del que puede permitirse el político promedio que piensa en las próximas elecciones.
Truco de desaparición
La carrera política de Moshe Kahlon lo dice todo. Como ministro de comunicación en el 2012, se convirtió en el héroe del consumidor de Israel por sacudir el mercado de telefonía móvil y causar una fuerte caída en los precios. El partido Kulanu que formó después obtuvo 10 escaños en las elecciones del 2015, un número sin precedentes para un partido postulándose sobre una plataforma mayoritariamente económica.
Como ministro de finanzas, Kahlon esperaba hacer la misma magia que hizo con los teléfonos celulares con los precios de la vivienda y los servicios bancarios. Pero ambos mercados son mucho más grandes y complicados y él fracasó. De todos modos, el tema del costo de la vida se había desvanecido. Para el 2020, tanto él como Kulanu eran historia.
La segunda razón es que, cuando todo está bien, la gran mayoría de las personas están dispuestas a ignorar el alto costo de la vida. En el segundo trimestre, la economía creció a un ritmo anual del 6.8 por ciento. Año tras año, el crecimiento israelí fue mayor que el de cualquier otra economía desarrollada. Lo que impulsó ese crecimiento no fue las exportaciones, sino el gasto del consumidor, que saltó al 10.7 por ciento. El mercado laboral se mantiene muy fuerte, con el desempleo rondando justo por encima de los mínimos históricos.
Hay algunas señales de que la fiesta pronto llegará a su final. Eso no significa una recesión en toda regla, pero podría significar el inicio de una era cuando los israelíes realmente tienen que pensar dos veces antes de sacar su billetera.
Los datos de Shva mostraron que el crecimiento en los gastos con tarjetas de crédito se desaceleró considerablemente, en comparación a los primeros meses del 2022. Eso podría reflejar un retorno gradual a lo normal después del frenesí de gastos posterior al COVID. Pero también puede reflejar el creciente impacto del aumento de los precios en los presupuestos familiares.
Se supone que la inflación se moderará durante los próximos meses a medida que los precios mundiales por energía y otras materias primas continúen cayendo desde los altos de la guerra de Ucrania. Pero pueden comenzar a surgir nuevas presiones inflacionarias aquí mismo porque está funcionando muy bien. Hay una escasez de mano de obra que inevitablemente hará subir lo salarios y la demanda es boyante. Es un clásico escenario de inflación.
Si las elecciones hubieran sido programadas para mediados del 2023, en lugar del 1 de noviembre, quizás los israelíes para entonces ya habrían votado de verdad. Pero ahora mismo, sus bolsillos están demasiado desgastado por el uso.
Traducción: Comunidad Judía de Guayaquil
Fuente: Haaretz