22 Ago El mayor atraco en la historia israelí: El misterioso robo de relojes raros
POR: Sigal Ben David
Relojes expuestos como parte de la exposición ¨En Busca del Tiempo Perdido¨ en el Museo para el Arte Islámico de Jerusalem.
Incluso el guionista más talentoso de la televisión y el cine habría tenido dificultades para idear la siguiente historia: Imagine que los ladrones más sofisticados de la serie La Casa de Papel se encuentran con María Antonieta en un pintoresco museo en Jerusalem, después de lo cual se descubre que 106 relojes raros, valorados en $150 millones, han desaparecido…y sólo son recuperados 25 años después.
¿Suena como una historia absurda? Bueno, los investigadores policiales y el personal del Museo para el Arte Islámico de Jerusalem que estuvieron involucrados en la búsqueda de los relojes perdidos podrían no creerlo. El robo, que tuvo lugar en 1983, llegó a ser conocido como el más grande y audaz atraco en la historia israelí. Los relojes robados luego se dispersaron a lugares en tres continentes diferentes.
Los visitantes son bienvenidos para unirse a un recorrido en el Museo para el Arte Islámico de Jerusalem, durante el cual verán la nueva exposición presentando los relojes robados y escucharán la historia del robo y la investigación de años de duración que terminó con el regreso a Israel de casi todos los artículos.
¨La historia del robo es un gran imán para los visitantes como lo es la colección en sí¨, explica Avishai Yarkoni, el gerente de mercadeo y eventos del museo, quien estaba presente cuando los primeros artículos de la colección de relojes fueron devueltos en el 2006. ¨Esa es la razón por la que, a través de los años, la atención se ha centrado en gran medida en el misterio y la audacia del robo, y menos en los detalles secos. Es una historia que podría ser el argumento de una película de Hollywood.
Consecuencias del robo de 1938: La sala que contenía toda la colección de relojes raros estaba completamente vacía.
El mayor atraco en la historia israelí
Cuando el personal del museo entró a la sala donde los relojes eran exhibidos en la mañana del 17 de abril de 1983, no podían creer lo que veían: La sala, que apenas el día antes había contenido la colección completa de relojes raros, estaba completamente vacía. Las únicas cosas que quedaban en la sala era unas pocas herramientas que habían sido usadas para abrir los gabinetes de exhibición, y unas pocas envolturas de caramelo que aparentemente habían sido dejadas por el ladrón. Él había pasado la larga noche empacando toda la extensa colección y transportándola a su vehículo, bajo las narices de dos guardias de seguridad que estaban de turno.
¨La sala había estado asegurada con un limitado sistema de seguridad¨, explica Jenya Frumin, una de las principales guías turísticas del museo. ¨El concepto de usar medidas de seguridad avanzadas para asegurar el arte en Israel todavía estaba en pañales en esa época¨.
¨El ladrón había accedido al edificio a través de las rejillas de ventilación, que estaban localizadas en la pared que daba a la calle. Aparentemente retrocedió su carro hasta la pared, y así bloqueó la vista de las rejillas desde la calle. El ladrón pasó toda la noche en la sala de los relojes, tiempo durante el cual conectó un estetoscopio a la puerta, abrió a la fuerza las vitrinas, y tomó todos los 106 valiosos y raros relojes¨.
La tercera más grande colección de relojes raros, valorada en $150 millones
La Mona Lisa de los relojes: El perpetuelle ´María Antonieta´, Breguet, No. 160, Paris, 1783-1820.
La colección, que está considerada la tercera más grande colección del mundo, fue legada al museo por la hija de Sir David Salomons, Vera Bryce Salomons, fundadora del museo. El valor de la colección, que se estima en $150 millones, incluye 40 artículos creados por Abraham Louis Breguet, el relojero y físico suizo del siglo XVIII. El más famoso de los relojes de Breguet en la colección fue creado para María Antonieta. Está valorado en 50 millones de shekels y es conocido como la Mona Lisa de los relojes.
¨Esta es una de las primeras colecciones de artículos mecánicos que aparece en relojes, juguetes mecánicos y cajas musicales creados en los siglos XVIII y XIX¨, explica Frumin. ¨La colección venía con un catálogo científico, lo que era raro para ese período, y una gran cantidad de dinero había sido invertido en ella.
¨El reloj de María Antonieta se considera que es el reloj más sofisticado que se ha hecho nunca. Tiene 823 piezas individuales hechas de oro, platino y cristal. Se consideraba el teléfono inteligente del siglo XIX, ya que tenía más de 10 paneles mecánicos que se movían simultáneamente, y había tomado años construirlo¨.
La investigación policial de Jerusalem
El caso del robo fue investigado por la División de Delitos Serios de la Policía de Jerusalem, que inmediatamente comenzó a investigar este delito, el cual abarcó continentes. Una recompensa de $2 millones (garantizada libre de impuestos por el Ministerio de Finanzas) fue ofrecida por localizar la colección perdida.
¨Todos los empleados del museo fueron interrogados¨, dice Yarkoni. ¨Al principio, los investigadores sospecharon que Ohans Marquire, nuestro estimado relojero que estaba a cargo de la colección y sabía cuánto valía, estaba conectado con el robo. Pero pronto, por supuesto, se encontró que era completamente inocente¨.
Los funcionarios del museo asumieron que el ladrón había estado familiarizado con la colección y tenía conocimiento de cuánto valía. Se presentaron quejas por la falta de infraestructura de seguridad. De vez en cuando, alguien llamaba con información y exigía el dinero de la recompensa. Circuló un rumor de que los Emiratos Árabes Unidos había estado detrás del atraco, ya que era impensable que una sola persona pudiera robar una colección tan valiosa. Nadie imaginó ni en sus más locos sueños que el ladrón era un kibbunitznik israelí.
El cerebro criminal israelí: Na´aman Diller, quien realizó el atraco solo
Durante la investigación, se interrogó a una gran cantidad de delincuentes conocidos que potencialmente hubieran sido capaz de un atraco a tan gran escala. Uno fue Na´aman Diller del Kibbutz Ein Hahoresh, que había pasado tiempo en prisión por allanamiento de morada. Diller fue interrogado, pero había proporcionado un sello (falso) en su pasaporte de los Aeropuertos de la Autoridad, que probaba que estaba en el extranjero en el momento del robo.
Diller ya había muerto para el momento en que las autoridades descubrieron que había sido él quien llevó a cabo el robo -todo él solo. Aparentemente, había parqueado su auto de una manera que bloqueaba la vista de cualquiera que pasara caminando y había entrado y salido del museo muchas veces mientras llenaba su carro con los valiosos relojes.
¨Diller había entrado a través de una ventana en la parte de atrás. Usó un gato hidráulico para ensanchar las barras de metal y había logrado entrar con la ayuda de una escalera de cuerda¨, explica el Sargento Mayor Oded Yaniv, quien encabezó el equipo investigando el caso que se reabrió en el 2007.
¨Dejó todos esos artículos en el museo. Diller entró y salió del museo una serie de veces durante el viernes y el sábado. Debido a que tenía lo que pensaron era una coartada sólida, fue eliminado de la lista de sospechosos.
Después de 25 años, finalmente se encuentra una pista
Durante 25 años, la policía no logró encontrar ni una sola pista para resolver el misterio. Luego, en agosto del 2006, un conocido relojero de Tel Aviv llamó al museo y pidió hablar con el curador, diciendo que le habían pedido que diera una valoración de 39 relojes. Él reconoció de inmediato que las piezas pertenecían a la colección perdida. Unos pocos días después, el museo recibió una llamada telefónica de un abogado que representaba a una cliente anónima que estaba interesada en negociar la devolución de 39 artículos de la colección perdida del museo a cambio de un pago. El museo acordó pagar 150,000 shekels por ellos.
¨Después de la conversación del curador con el relojero de Tel Aviv, la información que había transmitido fue compartida solamente con unas pocas personas del personal. Además, habían decidido no informar a la policía, ya que habían estado de acuerdo con la petición de confidencialidad del abogado que representaba a la mujer, que resultó ser la vida de Diller¨, explica Yarkoni.
¨Y, de hecho, la junta de directores del museo estuvo de acuerdo con mantener la información secreta. Catorce meses después, la historia fue impresa en la primera página de Haaretz. No tomó mucho tiempo para que los policías aparecieran en mi oficina, haciéndome muchas preguntas. En ese punto, la investigación fue reabierta¨, relata.
Pronto se hizo público que la oferta de devolver los relojes había venido de la viuda de Diller, Nili Shomrat, que sólo había conocido de los relojes de la valiosa colección cuando su esposo yacía en su lecho de muerte. En noviembre del 2007, el equipo investigador de la División de Delitos Serios de Jerusalem hizo un gran avance que condujo a la verdad.
Comenzamos investigando a los miembros del personal del museo, y nuestro equipo forense dio una mirada más de cerca a los relojes que habían sido devueltos al museo. Estábamos buscando pistas que podrían llevarnos a la identidad del ladrón¨, explicó el Sargento Mayor Yaniv. ¨Había pequeñas notas escondidas dentro de los relojes con explicaciones de cómo desarmar y luego volver a armar todas las piezas y resortes.
¨Estas fueron extremadamente útiles para nosotros en nuestra investigación. Sabíamos que el abogado no cooperaría con nosotros, así que operamos de forma encubierta mientras tanto. El nombre de la viuda también había sido ocultado del museo, cuyo personal, debería señalarse, cooperó con nosotros plenamente¨.
Caja músical en forma de mariposa con autómata y reloj. Piguet et Meylan, Ginebra, aproximadamente 1820.
¨A través del relojero que había sido contratado para estimar el valor de los relojes, llegamos a una instalación de almacenaje en Ramle, donde encontramos una copia del poder del abogado firmado entre el abogado que había alquilado la caja fuerte y su cliente -Nili Shomrat. Así fue como la conexión con Na´aman Diller fue corroborada.
¨Continuamos con nuestra investigación, y más tarde descubrimos que Diller había pasado la noche a menudo en hoteles en el extranjero entre los años 1980 y 1990. Trabajamos conjuntamente con los departamentos de policía de ciudades en toda Europa y logramos ubicar direcciones, cajas de seguridad y documentos de propiedad de Diller. Incluso descubrimos que todavía existían cajas de seguridad que estaban siendo pagadas, a pesar del hecho de que Diller había muerto en el 2004. Más tarde descubrimos que su esposa había continuado pagando por ellas´.
La esposa de Diller sólo devolvió 39 relojes al museo.
¿Cómo localizaron otras 67 piezas?
¨Fuimos a todas las ciudades donde Diller tenía unidades de almacenaje y cajas de seguridad. Nuestra primera parada fue en una unidad de almacenaje en La Haya, en Holanda. Junto con las autoridades locales en cada lugar, pudimos localizar una serie de relojes antiguos, pinturas y libros, que comparamos con la lista que teníamos del catálogo del museo. También encontramos el número del pasaporte falso de Diller y el equipo usado para falsificar los documentos, junto con muchas fotos de pasaporte y sellos de varios aeropuertos de todo el mundo.
¨Esta fue la primera vez que descubrimos una conexión real entre Diller y los artículos. Por supuesto, entregamos todos los artículos directamente al museo, que confirmaron que realmente eran de la colección de relojes robada. De acuerdo, sólo habíamos localizado cinco artículos, pero estábamos encantados porque era el primer éxito real que lográbamos hasta ahora.
¨A continuación, interrogamos a la viuda de Diller, Nili Shomrat, quien ahora vive en Estados Unidos, y también a su abogado, que vive aquí en Israel. En la casa de Shomrat, localizamos pinturas al óleo antiguas que descubrimos debajo de una cama, así como cartas y un artículo de 1983 sobre el robo. Al principio, ella negó todo. Más tarde, nos dijo que justo antes de que muriera, Diller había admitido haber llevado a cabo el atraco y le había explicado dónde podía encontrar las cajas de seguridad y cómo devolver los 39 relojes, incluido el reloj de María Antonieta, al museo.
¨Después de que él murió, Shomrat siguió pagando por las cajas de seguridad, pero nunca visitó ninguna de ellas. Parece que realmente no estaba involucrada en nada y simplemente no sabía qué hacer con los artículos que había heredado. En Estados Unidos, fue acusada con posesión de bienes robados y lavado de dinero. Debido a su edad y al hecho de que había devuelto los relojes, sólo tuvo que pagar una multa alta y realizar servicio comunitario. Ni Shomrat ni su abogado tuvieron casos aquí en su contra.
Los relojes robados de Francia
La caza por el resto de los artículos tomados en el robo llevó a los investigadores a Francia. ¨Encontramos la mayor cantidad de artículos en Francia¨, recuerda Yaniv. ¨Repartidos por varias cajas fuertes, encontramos el esto de los artículos dentro de fundas plásticas que estaban envueltas en periódicos. Ciento seis de estos artículos fueron identificados, y luego devueltos al museo.
¨La evidencia era concluyente: las huellas digitales de Diller fueron encontradas en los artículos, y la escritura a mano en las notas que fueron encontradas con los artículos se determinó que era la de Diller. Todo esto, en conjunto con la confesión de Shomrat, nos llevó a comprender que Diller había llevado a cabo el robo. Y, de todos modos, la mayoría de los artículos habían sido recuperados¨.
Uno de los mayores ladrones de Israel
Na´aman Diller (también conocido como Na´aman Lidor) fue uno de los ladrones más sofisticados en la historia israelí. Había pasado tiempo en prisión en los años 1960 y 1970, por irrumpir en un banco en Tel Aviv cavando un túnel que llevaba a la bóveda del banco.
¨Creemos que no llevó a cabo el robo por el dinero, sino por la emoción de hacerlo¨, agrega Yaniv. ¨Anhelaba tener éxito haciendo lo imposible, lograr una hazaña increíble. Quiero decir, él realmente no quería poseer el reloj de María Antonieta, pero le encantaban los relojes y también le encantaba llevar a cabo atracos. Era autodidacta y había hecho mucha investigación y experimentación con desarmar y volver a armar relojes.
¨Trató de alterar su apariencia exterior para así poder venderlos, pero sólo tuvo éxito en vender tres de ellos. Aparentemente se sentía muy conectado a la colección de relojes, y quizás por eso nunca desarmó ninguno de los relojes hechos por Abraham Louis Breguet¨.
Además de los tres artículos que Diller vendió, la ubicación de 34 artículos que nunca fueron recuperados sigue siendo un misterio.
¿Cómo restauró el museo israelí los relojes robados recuperados?
Restaurar los relojes que habían sido desarmados resultó ser una hazaña bastante desafiante, y tomó más de seis años completarla. La mayoría de los relojes habían sido fabricados en los siglos XVIII y XIX y no podían ser armados con herramientas contemporáneas.
¨Boris Sankov, quien trabajaba como el relojero del museo en el momento, era extremadamente talentoso. Tomó las notad de Diller y junto con el catálogo científico de la colección de Sir David Salomon, trabajó diligentemente para poner todas las piezas juntas nuevamente¨, explica Frumin.
¨Sankov consultó a relojeros en todo el mundo, y los tornos antiguos que usó todavía se encuentran en el museo. No tenía otra forma de producir piezas de repuesto y volver a armar los relojes con la tecnología moderna.
¨También hubo algunos pocos artículos que Sankov no pudo volver a armar por sí mismo, tales como el ventilador del reloj. Al final, Sankov recibió ayuda con la restauración artística de estos artículos del laboratorio del Museo de Israel. Diller no había desarmado los relojes Breguet, ya que sabía lo complejos que eran, y probablemente se dio cuenta que no podría volver a armarlos.
¨ Una de las razones por las que damos visitas guiadas a la colección de relojes, de acuerdo con los deseos de los donantes, es exhibir su gran valor al público¨, concluye Frumin. ¨Pero lo que atrae aún más a estos recorridos es la historia del atraco y la posterior devolución de la colección de relojes al museo.
¨Muchas personas nunca habían escuchado sobre la colección hasta después de que el robo tuvo lugar. No hay duda de que un evento así enciende nuestra imaginación. Es un poco como que Hollywood se encontrara con Netflix¨.
Traducido por Hannah Hochner.
Traducción: Comunidad Judía de Guayaquil
Fuente: The Jerusalem Post