Julio 22 de 2022

No todos merecen volver: El caso de Baruch Lanner

POR: Yuval Cherlow

Baruch Lanner, en su juicio en el 2002 en la Corte del Condado de Momouth en Freehold, donde fue condenado por abusar sexualmente de dos niñas que asistían a la escuela donde era el director.

Los delincuentes sexuales, incluso aquellos que han cumplido su sentencia, no deben ver a Israel como un refugio seguro. Sus víctimas no deberían tener que temer encontrárselos mientras visitan Israel.

¨Ellos pagaron su deuda con la sociedad¨.

Esta frase, que típicamente es usada para implicar que después que las personas han servido un período en prisión o pagado una multa, están absueltas de cualquier otro reclamo, es profundamente defectuosa.

En la mayoría de los casos, un criminal no le debe nada a la sociedad en general y, por lo tanto, no ha pagado ninguna deuda. Más bien, los criminales son castigados por sus actos y sirven un tiempo en prisión o pagan multas, como lo dicta la ley.

Como tal, incluso después de haber completado su tiempo detrás de las rejas o cumplido los términos de su castigo, nosotros, como una sociedad, tenemos derecho a hacer preguntas muy legítimas, como si el individuo merece ser relacionado sobre la base de esos crímenes.

Para aquellos criminales que ha perpetrado actos particularmente atroces, como acoso sexual y abuso sexual, donde han dejado cicatrices permanentes en sus víctimas, y donde sus crímenes son indicativos de una profunda perversión, también es completamente apropiado expresar preocupación sobre si podría volver a sus caminos criminales.

Por esta razón, en lugar de simplemente aceptar que el pasado delictivo de una persona podría ser cosa del pasado, nos vemos obligados a analizar cada caso en función de varios factores. Primero y, antes que nada, está la pregunta de si el individuo puede continuar representando cualquier peligro para la sociedad.

Después debemos abordar la naturaleza del crimen cometido, si y cómo el criminal admitió sus acciones, si uno realmente se disculpa por esas acciones, si uno acepta la responsabilidad por el dolor o pérdida que puede haber causado, y otras consideraciones similares.

En ausencia de que estas preguntas sean cuidadosamente abordadas -y respondidas con un nivel de satisfacción muy alto -no tenemos obligación de siquiera empezar a pensar que un individuo así debería ser aceptado en nuestros barrios y nuestra sociedad, sólo por ¨servir su tiempo¨.

Aunque respetamos la noción de que a las personas debería dárseles la oportunidad de ¨pasar página¨ y comenzar una nueva vida, y que el arrepentimiento y el perdón son valores judíos, nuestra preocupación, en última instancia, debe ser el bienestar -tanto práctico como emocional -de las víctimas pasadas. Debemos hacer todo lo posible para que tales crímenes no vuelvan a ocurrir nunca¨.

Al mismo tiempo, desde una perspectiva humana ética y básica, necesitamos recordar que incluso los criminales -aparte de aquellos a los que se les ha dado cadena perpetua -necesitan un lugar donde vivir y no pueden ser simplemente abandonados. Hacerlo de una manera imprudente podría incluso perjudicar las oportunidades de rehabilitación e incitar más actividad criminal. Esto significa que       les han otorgado el derecho de vivir en ciertas comunidades, pero con pautas y limitaciones muy específicas -y a las autoridades relevantes se les debe dar la capacidad de monitorear regularmente que el individuo cumpla con esas regulaciones.

En el reciente caso de Baruch Lanner, donde el individuo cometió crímenes fuera de Israel y ahora está solicitando la residencia en Israel, necesitamos actuar con aún mayor precaución. No podemos aceptar una situación en la que se reconozca a Israel como un refugio para criminales -y ciertamente no para esos que ha lastimado directamente a muchos de nuestros conciudadanos.

La esencia de la Ley de Retorno, según la cual todo judío debería tener un refugio seguro del peligro, no debería incluir por defecto a aquellos que tienen un pasado criminal.

Es fundamental que los abusadores sexuales sepan que no pueden ver Israel como un lugar para huir -ya sea antes de la condena o después. Las víctimas de crímenes sexuales en el exterior deben poder similarmente vivir sin el temor de que ellos, o sus hijos, pudieran encontrarse alguna vez con sus abusadores en las calles de Israel.

El pueblo de Israel merece saber que haremos todo lo posible para defender a nuestros ciudadanos y, cuando sea necesario, eso debe significar mantener las puertas de Israel cerradas para aquellos que han cometidos crímenes despreciables e imperdonables.

Un concepto tan sagrado y reverenciado como la Ley de Retorno, no es sin sus limitaciones. Como una nación, nuestras prioridades deben ser la protección misma de nuestro pueblo.

Sobre el autor

El rabino Yuval Cherlow es director del Centro Tzohar de Ética Judía y fundador de la Organización Rabínica Tzohar en Israel.

 

Traducción: Comunidad Judía de Guayaquil
Fuente: The Times of Israel

 

 

 



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