Julio 21 de 2022

Una rabina estadounidense revive las raíces judías de un pueblo de montaña al sur de Italia

Nacida de padres judío-italianos de Serrastretta, Barbara Aiello se convirtió en rabina a los 51 años, y prometió a su padre que volvería a conectar a la gente del pueblo con sus raíces judías, al tiempo que ayudaría a revivir esta pequeña comunidad.

Desde una rústica sinagoga que construyó a partir de la casa ancestral de su familia en este pueblo de montaña, una rabina estadounidense cumple la promesa que le hizo a su padre, nacido en Italia: volver a conectar a la gente de esta región del sur de Calabria con sus raíces judías, vínculos que estuvieron a punto de cortarse hace cinco siglos cuando la Inquisición obligó a los judíos a convertirse al cristianismo.

En el proceso, Barbara Aiello también ayuda a revivir Serrastretta, una de las muchas pequeñas ciudades del sur de Italia que luchan contra la disminución de la población, ya que los jóvenes se marchan en masa para encontrar trabajo y donde cada año las muertes superan con creces a los nacimientos.

La rabina Barbara Aiello lee las oraciones en su sinagoga «Ner Tamid del Sud» (La Luz Eterna del Sur) en Serrastretta. (AFP)

  Por la cantidad de gente mayor que vive en el pueblo, la población de Sarrastretta se redujo de 4.000 habitantes en 2001 a 2.900 en 2020.

Además del parloteo de los visitantes que acuden a su sinagoga, curiosos por conocer el judaísmo en una Italia predominantemente católica, en el pueblo resuenan las risas de niños recién llegados. Esta primavera, la rabina ayudó a traer al pueblo a refugiados ucranianos, entre ellos algunos con raíces judías, para que vivan en esta ciudad por el momento y, según espera el alcalde de Serrastretta, quizá de forma permanente.

Sobre una pequeña mesa de madera, cerca de la entrada de la sinagoga, hay un retrato familiar amarillento. En la fotografía aparece el padre de la rabina, Antonio Abramo Aiello, de niño. Nacido en Serrastretta, «estaba estudiando para su bar mitzvah», según Barbara, pero antes de que ese ritual religioso de la mayoría de edad pudiera tener lugar, el joven Aiello se fue con su familia a los Estados Unidos en 1923.

Su hija, Bárbara, nacería en Pittsburgh y sería ordenada rabina a los 51 años, en una pequeña rama del judaísmo de Estados Unidos conocida como movimiento reconstruccionista.

Ordenada en el Seminario Rabínico Internacional de Nueva York, sirvió en una sinagoga de Florida durante unos años antes de trasladarse a Italia, donde trabajó primero como rabina en Milán entre 2004 y 2005. Luego se dio cuenta de su pasión por servir en la ciudad natal de su difunto padre.

Vista de Serrastretta, sur de Italia. (AFP)

 «Sabía que me faltaba algo mientras crecía como católico en el sur de Italia»

Fulvo, residente de Sarrastretta

Cuando llegan visitantes del extranjero para asistir a las ceremonias en su sinagoga, Aiello, de 74 años, les muestra la casa de lo que había sido el barrio judío en la cercana ciudad de Lamezia Terme, donde su padre aprendió su fe judía. También señala una placa en la que se lee: «En este barrio hubo una activa y laboriosa comunidad de judíos desde el siglo XIII hasta el XVI».

Una reciente tarde de verano, mientras Aiello, que lleva una kipá y un collar con una pequeña estrella de David, pasaba por allí de camino al antiguo barrio, un residente local, Emilio Fulvo, de 73 años, se levantó de un banco para saludarla. Cuando tenía 15 años, relató Fulvo, una investigación genealógica descubrió que su familia tenía raíces judías.

«Conocer mi origen me hizo sentirme libre», contó Fulvo. «Sabía que me faltaba algo mientras crecía como católico en el sur de Italia», agregó.

Las familias como la suya son conocidas como B’nai Anusim, descendientes, de «aquellos que fueron obligados a aceptar el bautismo cristiano y a renunciar públicamente a su judaísmo», según la rabina.

En su familia,»se transmitió la leyenda de que éramos judíos y fuimos expulsados de España en 1492, mientras la Inquisición cobraba fuerza», planteó Aiello.

 La rabina Barbara Aiello, a la izquierda, celebra la ceremonia de Bat Mitzvah de Mia.
(AFP)

Con el tiempo, los Aiellos se dirigieron al extremo sur de los Apeninos, donde se encuentra Serrastretta, encaramado a una carretera que serpentea por laderas densamente arboladas con hayas, pinos y castaños.

La lejanía de muchos pueblos de Calabria, junto con la tendencia de los italianos a vivir en los mismos lugares durante generaciones y la fuerza de las tradiciones orales, contribuyeron a mantener vivo lo que Roque Pugliese, un judío de Calabria, llama la «chispa del judaísmo», incluso entre quienes no se dan cuenta de que tienen herencia judía.

Pugliese, un médico que emigró de Argentina, recuerda que una vez escuchó a los residentes de una residencia de ancianos de Calabria cantar una antigua canción sobre la Pascua, en voz baja, como si temieran ser escuchados.

 La rabina Barbara Aiello señala a su yo más joven en una antigua foto familiar.
(AFP)

Empujando el cochecito de un niño por la empinada calle que lleva a la sinagoga estaba Vira, una de las cinco madres ucranianas que, con nueve niños entre ellos, fueron traídas a Serrastretta gracias a los esfuerzos de Aiello. Los gastos de transporte y alojamiento fueron pagados por donantes, la mayoría de ellos judíos, de Gran Bretaña, Estados Unidos, Australia y Canadá.

Dos de las mujeres regresaron a Ucrania, incluida la esposa de un sacerdote cristiano ortodoxo. Pero Vira, que pidió que no se publicara su apellido porque su marido, que sigue en Ucrania, trabaja para un ministerio gubernamental, manifestó que está considerando establecerse en Serrastretta.

«Lo primero es mi hijo, mi único hijo, su vida, su futuro, su seguridad», contó Vira sobre Platon, de 2 años. «Bárbara nos invitó a un lugar seguro. Fue como un verdadero milagro», remarcó.

Vira también está agradecida por la oportunidad de aprender sobre el judaísmo. Su abuela, nacida en Crimea, es judía. Pero su padre, ruso, la llevaba a la iglesia, por lo que nunca había ido a una casa de culto judía.

 Barbara Aiello pasea por el patio de su sinagoga ‘Ner Tamid del Sud’
(La Luz Eterna del Sur). (AFP)

La rabina comentó que les dice a los que sienten curiosidad por su pasado que «abracen aquellas (tradiciones) que tengan sentido para ustedes: abracen todas, abracen algunas, pero entiendan que alguna vez fueron judíos (en su familia) y que podemos conectarlos, reconectarlos, si así lo desean».

El alcalde Antonio Muracca espera que algunos ucranianos se queden. «Estos huéspedes crearon en cierto modo más vitalidad en nuestra ciudad», sostuvo. «Serrastretta vive una despoblación impactante″ según el alcalde.

Por la cantidad de gente mayor que vive en el pueblo, la población se redujo de 4.000 habitantes en 2001 a 2.900 en 2020.

Serrastretta fue llamada durante mucho tiempo «la ciudad de las sillas», porque generaciones de artesanos fabricaban a mano muebles de madera de haya con asientos hechos de juncos tejidos. Pero la demanda de muebles más baratos, producidos en masa, diezmó el comercio.

 La rabina Barbara Aiello, segunda por la izquierda, junto a Mia, de 12 años, mientras celebra su ceremonia de Bat Mitzvah en el ‘Ner Tamid del Sud’. (AFP)

El párroco de Serrastretta, el reverendo Luigi Iuliano, invitó a Aiello a leer un salmo en la vigilia de Pascua de abril. «Con la rabina, no hay competencia ni celos», comunicó.

«Trajimos a los niños de Primera Comunión para mostrarles la Torá, la sinagoga, para que tomen conciencia de que nuestra fe, en cierto modo, procede de la fe hebrea», manifestó Iuliano, natural de Serrastretta.

Aiello, que se describe a sí misma como la única mujer rabina de Italia y que dirige la única sinagoga de Calabria, depende de las bodas de destino y de los bat y bar mitzvahs para impulsar las finanzas de su sinagoga.

En Italia, no tiene acceso a los fondos procedentes de las donaciones de los contribuyentes. El gobierno italiano sólo reconoce a las comunidades judías ortodoxas de Italia, cuyos miembros oficiales son unos 23.000, casi la mitad de los que viven en Roma y apenas 200 en el sur de Italia.

 

Fuente: Ynet Español



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