Abril 6 del 2022

La batalla casi perdida de la izquierda israelí

Opinión. En los últimos 20 años se ampliaron los asentamientos en Cisjordania y la solución de dos estados parece sentenciada a muerte. El reconocimiento de esa derrota es el primer paso para cambiar la realidad.

Desde junio de 1967 hay un tema central que separa a la derecha y la izquierda israelí: los territorios ocupados. La derecha trabaja, y con éxito, para controlar Cisjordania y la Franja de Gaza, así como en la expansión de los asentamientos. Y la izquierda tradicional sostiene que Israel debe evacuar los asentamientos y apoyar el establecimiento de un Estado palestino.

Hace ya más de 20 años que no hay negociaciones reales entre Israel y la Autoridad Palestina para establecer un Estado palestino. Por el contrario, Israel hace todo lo posible para establecer su control sobre Cisjordania. Los territorios ocupados, aquí llamados “Judea y Samaria”, se convirtieron en parte integral del Estado de Israel en la mayoría de los medios de comunicación. Hasta los informes meteorológicos son acompañados de mapas del país que incluyen a los asentamientos. En estas dos décadas la derecha logró normalizar la ocupación y acostumbró a los ciudadanos israelíes a que Cisjordania es una parte más del país, a pesar de que oficialmente para Israel no es así.

En los últimos años la resistencia a Netanyahu le permitió a la izquierda volver a la discusión sobre el carácter del Estado de Israel. La batalla contra Netanyahu se ganó a fuerza de protestas y el país logró mantener, por ahora, su carácter democrático de este lado de la Línea Verde. Pero sin querer ese movimiento pudo haber matado a la idea de dos Estados como solución al conflicto con los palestinos.

Vista aérea muestra una aldea palestina (izquierda) y un asentamiento israelí (derecha) divididos por un muro de separación. (AP)

El último clavo de ese ataúd es la posición del partido de izquierda Meretz en la coalición de gobierno. En el último año se ampliaron los asentamientos y se establecieron nuevos puestos de avanzada ilegales. Esto ocurrió mientras que “el gran partido de izquierda de Israel” integra la coalición y mira para otro lado, o a lo sumo chasquea la lengua. Lo expresó con honestidad Mossi Raz, miembro de ese partido, al afirmar que “este gobierno es el más derechista de la historia de Israel”.

La solución de dos Estados al conflicto entre israelíes y palestinos está casi muerta. Todavía está, se debate sobre la idea en marcos teóricos, pero parece que solo un milagro podrá devolverlo a la discusión real. Solamente la insistencia de Estados Unidos y Europa puede ilusionar con el milagro. Los israelíes ya no podemos revivir por nuestra cuenta la idea de dos estados.

Los territorios ocupados, aquí llamados “Judea y Samaria”, se convirtieron en parte integral del Estado de Israel en la mayoría de los medios de comunicación. Hasta los informes meteorológicos son acompañados de mapas del país que incluyen a los asentamientos.

En las organizaciones de derechos humanos de Israel también se pueden ver los daños que sufrió la solución de dos Estados. La mayoría de sus iniciativas apuntan a las injusticias de la ocupación y a casos puntuales de violaciones a los derechos humanos. Y también parecen deducir desde estos sectores que un Estado palestino es insostenible.

La izquierda israelí, o lo que queda de ella, observa cómo se derrumba una visión política que defendió durante décadas. En la jerga militar, la izquierda está en retirada y tratando de reducir las bajas. Pero es una batalla que se continúa dando, a pesar de que parece estar decidida y ya es irrelevante. Mucha de la culpa es de la izquierda, y de los políticos que dicen ser de izquierda pero en realidad no lo son. También son responsables los ciudadanos indiferentes que perdieron la esperanza y no salen a la calle a reclamar por la solución de dos estados.

No existe una democracia real en un país que controla militarmente a otro pueblo. Por eso la izquierda debe ser realista y marcarse nuevas metas. La derecha y los colonos arrastraron a Israel a una realidad de un único país desde el río Jordán hasta el mar. Y los próximos años determinarán si será oficialmente un estado de apartheid (en la práctica Israel ya administra los territorios con un sistema de leyes para judíos y otro para árabes), o un estado democrático que garantice la libertad y la igualdad para todos sus ciudadanos, sin distinción de religión, raza o sexo, tal como establece la Declaración de la Independencia.

En el mismo gobierno: Nitzan Horowitz, presidente del partido de izquierda Meretz; y Naftalí Bennett, primer ministro y presidente del partido de derecha Yamina.
(Moti Millord)

Continuar la lucha actual terminará de disolver a la izquierda israelí. Más de lo mismo no conducirá a resultados diferentes. A veces es precisamente el reconocimiento de la derrota lo que permite la reorganización de las filas, pensar de manera diferente y reanudar la batalla por el futuro del Estado de Israel.

Mientras tanto, ya sea en Bnei Brak o en las montañas del sur de Hebrón, la situación es mala tanto para los palestinos como para los israelíes. Y la izquierda debe hacer todo lo posible para que eso cambie. Si quiere mantenerse vigente, la izquierda y los palestinos en conjunto deben replantearse ideas para encontrar soluciones que beneficien a todos los seres humanos que viven entre el mar y el Jordán.

 

Fuente: Ynet Español



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