21 Mar Facundo Grutzky, el basquetbolista argentino-israelí que vive con su novia y su perro Kobu en Haifa, y se fue a hacer Aliá en plena pandemia
El tandilense dejó Argentina en agosto de 2020 para seguir cumpliendo su sueño de vivir del básquet.
En el Kotel con los tefilín. Foto: gentileza Facundo Grutzky
“Vivir en Israel no era planeado en mi vida y en marzo de 2020 empecé los papeles de Aliá para llegar en agosto”. Así se presenta Facundo Grutzky, basquetbolista argentino que se fue de su país para vivir de su pasión en Israel.
Tandilense de nacimiento y ciudadano israelí hace casi dos años, el también entrenador confiesa cómo llegó a Medio Oriente: “Vine por un entrenador argentino que vivía acá. El básquet argentino estaba muy difícil en ese momento por la pandemia”.
Foto: gentileza Facundo Grutzky
Radicado en Haifa con su novia Bar Birenfeld y su perro Kobu, el bonaerense revive su debut oficial en el básquet israelí con un dato imperdible: “Debuté en Israel, en Hapoel Gilboa Galil, ganando un partido con dos tiros libres. Lo más cómico es que mi compañero con el que me encuentro por primera vez acá fue el que me hizo el faul”.
Viviendo su cuarta experiencia a nivel clubes en Asia, el argentino dice que ese debut le cambió el rumbo de su carrera por una razón: “En dicho partido, mi entrenador Mauro me presentó al DT del Hapoel Zfat, Yair y, con un mejor presupuesto, me cambié al norte de Israel”.
Y agrega que le debe muchas cosas a Yair. Le colaboró en todo para que su estadía en un país lejos del suyo fuera más tranquila y llevadera: “El técnico de Zfat me pregunta siempre cómo estoy, a dónde vamos y lo considero mi mentor”.
Foto: gentileza Facundo Grutzky
Con su novia presente a todos los partidos desde que viven juntos fuera de Argentina, el ex basquetbolista de Quilmes (Mar del Plata), Unión Progresista (Chaco) y Gimnasia (Tandil), entre otros, comparte lo aprendido del básquet local: “Lo que aprendí acá es que el básquet, desde la segunda categoría, empieza a ser profesional”.
Foto: gentileza Facundo Grutzky
Y amplía en su concepto: “Cualquier jugador de tercera, cuarta o quinta categoría dice que es profesional, pero no es muy común. Acá todos trabajan si no son profesionales, es imposible vivir del deporte si no estás en segunda o primera división. La cantidad de horas laborales valen y cambian mucho el panorama a la hora de llegar a fin de mes”.
A su vez, además de afirmar que “Argentina le saca 40 años de ventaja a Israel en básquet”, Grutzky señala las libertades para jugar en cualquier club israelí: “Acá te dan la libertad de jugar donde quieras si no se dan los objetivos deportivos y económicos. Pero como entrenador no podés”.
Foto: gentileza Facundo Grutzky
Además, el ex integrante del Hapoel Mate Yuda, le agradece a la vida poder trabajar de su pasión. Entrena a más de 100 chicos de todo Israel desde hace siete meses: “Tengo mucho trabajo como entrenador con el sub-17 en Hapoel Mate Yuda. Yo empecé jugando ahí. Yo creo que llegué en el momento justo acá y hay mucho para hacer”.
Y va más allá: “Deseo tener una carrera como entrenador en equipos profesionales en Israel. Fue un año de mucha experiencia en base al idioma y el carácter. En el básquet me considero que hablo muy bien el idioma hebreo, pero en la vida un 70%”.
Fiel amigo de su perro Kobu, Facundo siempre recalca que Carlos Ulberti es quien le enseñó todo lo que sabe deportivamente. Ex compañero de Luca Vildoza y Tayavek Gallizi en Quilmes, el ciudadano israelí no deja sus orígenes de lado: “Lo que más extraño de Argentina es la comida. Los afectos los ves por videollamada y pueden venir. Tandil es muy grande, pero es alma de pueblo. Sin ese trato, me cuesta un poco, pero con mi novia tenemos proyectos a futuro”.
Foto: gentileza Facundo Grutzky
Por otro lado, de todos los lugares donde vivió en Argentina jugando al básquet, en San salvador de Entre Rios fue donde más estuvo. Y había una razón clave: “En San Salvador de Entre Rios estuve tres años, con una comunidad judía muy grande, buen sueldo y muy tranquilo”.
Foto: gentileza Facundo Grutzky
Sin embargo, Israel no es la primera experiencia deportiva extranjera que cosechó el tandilense. Se marchó cuatro meses a San Pablo, Brasil, para jugar el torneo paulista: “Este torneo fue una liga de receso veraniego, con muchos internacionales. Y aprovechan para no perder ritmo en el tiempo libre de la temporada regular”.
Y como todo ser humano, en su cuarta década de vida, el argentino tiene sueños por cumplir: “Para el año judío que viene, tengo ofertas del Hapoel Holon para entrenar en primera división. El DT de ese equipo es el de la selección israelí”.
Foto: gentileza Facundo Grutzky
Y confiesa: “Se va asomando el Facundo Gruztky entrenador y, de a poco, se va alejando el Facundo Grutzky jugador. Pero me siento bien físicamente y estamos peleando el campeonato. Necesito experiencia fuera de la cancha como asistente para luego ser entrenador principal en un equipo profesional de acá a cinco años”.
Por otro lado, en referencia al Facundo Grutzky fuera del parqué, hace poco se llevó una gran alegría de su novia: “Yo ya soy ciudadano israelí por hacer aliá y también tengo pasaporte. Fue una sorpresa de cumpleaños de mi novia hace dos meses”.
Y, por último, aún fuera de su tierra natal, mantiene sus costumbres personales y siente un poco la falta de sus amigos: “Culturalmente, siendo muy sociable, me cuesta en Israel ser el mismo que en Tandil porque no hay mucha gente que haga lo mismo que yo en ese sentido”.
Foto: gentileza Facundo Grutzky
Y en cuanto a algún problema que pueda surgir, pasa de la seriedad a la broma: “La seguridad que sentís en Israel, más allá del problema limítrofe, es impagable. Nunca me pasó nada. El único miedo que tengo en Haifa son los jabalíes, pero son domésticos y no atacan, menos de noche. En mi barrio está lleno y, cuando salgo con mi perro Kobu, veo cinco por día”.
Fuente: Aurora Digital