17 Ene Todo se trata de ´bajeza moral´: Dando sentido a los informes sobre el acuerdo de culpabilidad de Netanyahu
POR: David Horowitz
El primer ministro Benjamin Netanyahu y el entonces secretario de gabinete (más tarde fiscal general) Avichai Mandelblit, asisten a la reunión semanal de gabinete en la Oficina del Primer Ministro en Jerusalem, el 9 de junio del 2013.
El ex primer ministro quiere permanecer fuera de prisión. El fiscal general saliente quiere asegurar una convicción. Las partes pueden estar de acuerdo en todo eso. Pero hay un tema crucial que los divide.
En los dos años transcurridos desde que fue acusado en tres casos de corrupción, el ex primer ministro Benjamin Netanyahu ha insistido públicamente en que no buscaría ni aceptaría un acuerdo de culpabilidad.
Sin embargo, hace varias semanas, según informes no confirmados durante los últimos días, uno de sus abogados, Boaz Ben Zur, se acercó al fiscal general, Avichai Mandelblit, para comenzar discusiones precisamente sobre ese acuerdo.
Según la idea central de los numerosos informes, algunas veces contradictorios, y a menudo confusos, que han surgido esta semana sobre las subsecuentes interacciones de las dos partes, Mandelblit respondió con un ¨marco¨ para un posible acuerdo de culpabilidad que incluye los siguientes elementos:
La fiscalía estatal eliminaría la más seria de las acusaciones contra Netanyahu, que es la de soborno en el Caso 4000 -el caso en que se lo acusa de haber trabajado para beneficiar ilícita y lucrativamente los intereses comerciales del ex accionista mayoritario de la compañía de medios Bezeq, Shaul Elovitch, a cambio de cobertura positiva en el sitio web de noticias Walla, propiedad de Elovitch.
La fiscalía estatal también cerraría el Caso 2000, en el que Netanyahu presuntamente negoció, pero nunca implementó, un acuerdo ilícito de compensación con el entonces editor del periódico Yedioth Ahronoth, Arnon Mozes, que habría visto al ex primer ministro debilitar a un periódico rival, Israel Hayom, el diario gratis respaldado por Sheldon Adelson, a cambio de más cobertura favorable del Yedioth.
A cambio, Netanyahu se declararía culpable de fraude y abuso de confianza en el Caso 4000, y también de fraude y abuso de confianza en el Caso 1000, en el cual está acusado de haber recibido ilícitamente beneficios y regalos costosos de benefactores millonarios, incluido el productor israelí de Hollywood, Arnon Milchan.
Netanyahu, según este marco de negociación de un acuerdo de culpabilidad presentado por Mandelblit, no iría a prisión por estos delitos, pero cumpliría algo en el orden de seis meses de servicio comunitario.
Sin embargo, crucialmente, Mandelblit, según los informes, también enfatizó que Netanyahu tendría que aceptar que sus delitos constituyen ¨bajeza moral¨ -una designación que lo excluiría de un cargo público durante siete años. Según el informe de Canal 13 de los contactos entre las partes, Mandelblit dejó claro que, a menos que Netanyahu estuviera preparado para aceptar esto, no tenía sentido negociar. Los informes en la televisión el jueves en la noche sugirieron que el tema de ¨bajeza moral¨ ahora es el único elemento que evita el cierre de un acuerdo de culpabilidad.
Pros y contras
Entre las obvias ventajas de tal acuerdo de culpabilidad para Netanyahu está el hecho de que lo mantendría fuera de prisión, terminaría su terrible experiencia más temprano que tarde, y le evitaría más testimonios potencialmente perjudiciales, incluido el del próximo testigo estatal, Shlomo Filber, el ex director general del Ministerio de Comunicaciones, cuya evidencia va al corazón del más serio de los casos, el Caso 4000 Bezeq-Walla.
Entre las obvias desventajas: la designación de ¨bajeza moral¨.
Netanyahu tiene 72 años. Los políticos en todo el mundo están llegando al poder y reteniéndolo más y más tarde en la vida. En Estados Unidos, Joe Biden tiene 79 años y tiene su vista puesta en la reelección; Donald Trump tiene 75 y está buscando un regreso. Pero en medio de todas las rivalidades, egos y ambiciones de la política israelí, un receso de siete años probablemente sería terminal incluso para el saludable, magistral y batidor de récords ex primer ministro Netanyahu. Una convicción con ¨bajeza moral¨, resumió secamente el jueves por la noche el periodista legal de Canal 12, Guy Peleg, ¨cerraría y bloquearía la gloriosa carrera política de Netanyahu¨.
En cuanto a Mandelblit, quien está a punto de dejar el cargo de fiscal general después de seis años, el gran beneficio de un acuerdo de culpabilidad sería que dejaría el cargo sabiendo que el enjuiciamiento más destacado, de alto riesgo, resonante, mordaz y fatídico de su carrera, en el que se enfrentó a un primer ministro en funciones, había terminado con una convicción. Que no podría ser acusado, no fácilmente al menos, de haber subvertido la democracia israelí al acelerar o contribuir al derrocamiento del líder de la nación con acusaciones que finalmente no pudo hacer valer.
Pero ahí, también, la designación de ¨bajeza moral¨ es central.
Un acuerdo en el que Netanyahu ¨simplemente¨ admita el fraude y el abuso de confianza, sin una exclusión obligatoria de varios años de un cargo público, no sería tan profundamente ignominioso para Mandelblit como una absolución. Pero, sin embargo, dejaría al fiscal general abierto a la devastadora acusación de que se extralimitó, sumiendo a Israel en esta era de inestabilidad política con sus múltiples elecciones no concluyentes, en aras de delitos tan relativamente leves que no requieren que su autor abandone el escenario nacional.
Límite de tiempo
Netanyahu, de acuerdo con algunos de los informes más recientes, está actualmente consultando con sus asistentes -y crucialmente con su esposa Sara y su hijo Yair -sobre si aceptar un acuerdo. Mandelblit, por su parte, según los informes, ha estado trabajando para calmar la ira de sus colegas de la fiscalía estatal, incluyendo a aquellos directamente involucrados en el juicio de Netanyahu, a quienes mantuvo al margen de sus contactos secretos con la defensa.
Mientras tanto, el primer ministro Naftali Bennett y su futuro sucesor, Yair Lapid, sin duda están observando los acontecimientos de cerca -muy conscientes de que, si Netanyahu acepta un acuerdo de culpabilidad, admite los delitos con bajeza moral y se marcha, el pegamento anti-Netanyahu que sostiene a su coalición derecha-izquierda-centro-árabe unida, podría disolverse rápidamente, y la mayoría de derecha de la Knesset se reafirmaría.
Los varios informes sin confirmar de los últimos días bien pueden estar un poco sesgados, incluso carecer de detalles esenciales. Ha habido cierta especulación de que Netanyahu inició los contactos con Mandelblit a fin de demostrar que la fiscalía estatal está preparada para reducir drásticamente la severidad de las acusaciones, no para buscar un trato, entonces, sino para reforzar sus afirmaciones de que los casos son endebles, que es mejor seguir luchando contra ellos, en la Corte de Distrito de Jerusalem y en la corte de la opinión pública.
Netanyahu puede haber perdido el cargo de primer ministro en junio, pero ha demostrado ser un líder sólido de la oposición, sigue siendo el presidente del partido más grande de la Knesset y, en ninguna evaluación creíble, ha sufrido un golpe contundente en su juicio hasta ahora. No se ha ido todavía, y no se irá ahora fácilmente.
Pero la opción del acuerdo de culpabilidad parecería ser finita. Mandelblit se va el 31 de enero. No se puede confiar que el próximo fiscal general, o el fiscal general interino, como inicialmente será el caso, ofrezca términos similares.
Netanyahu ha insistido públicamente a lo largo de su batalla legal que ha sido incriminado por investigadores policiales sesgados y una fiscalía estatal politizada, aliados con sus oponentes políticos y unos medios de comunicación de izquierda. Y todo eso, ha afirmado, supervisado por un fiscal general débil.
Sin embargo, lo que parece interponerse entre él y un acuerdo con el que podría vivir, uno que no ¨cerraría y bloquearía su gloriosa carrera política¨, es el mismo fiscal general, que se aferra a la demanda de la designación de ¨bajeza moral¨ en cualquier acuerdo de culpabilidad.
Traducción: Comunidad Judía de Guayaquil