16 Ago Una familia española descubrió en su casa una sinagoga del siglo XIII
Cuando los antepasados de la familia Comas adquirieron en subasta en febrero 1825 uno de los casales más emblemáticos de la antigua judería de Castelló d’Empúries, no imaginaban lo que sus descendientes descubrirían con el paso del tiempo.
Los bajos de aquella casa albergaron diferentes usos agrícolas, cobijando ganado, herramientas de campo, vehículos y otros menesteres. Pero aquel espacio, que en el último siglo ha servido fundamentalmente de garaje, fue en el siglo XIII una de las sinagogas más importantes de la provincia de Girona.
No se sospechó del pasado religioso de la finca hasta los estudios que efectuó hace alrededor de dos décadas el historiador local y capellán Miquel Pujol (Castelló d’Empúries 1927- Girona 2011). Una información surgida únicamente de la investigación documental, que en 2014 y 2015 se pudo completar con excavaciones arqueológicas en la misma vivienda. Los trabajos in situ han localizado efectivamente los cimientos del templo judío, uno de los edificios que la comunidad tuvo en el municipio durante la Edad Media, y han dado pie a estudios históricos más exhaustivos.
«Mi padre nunca me dijo que nuestra casa fuera una sinagoga, sencillamente porque lo desconocía», explica Vicenç Comas, propietario actual del inmueble. «Cuando la teoría de Pujol tomó fuerza, nos empezamos a imaginar el pasado de nuestro hogar, especialmente después de los hallazgos documentales localizados en diferentes archivos históricos», añade.
La familia fue asimilando poco a poco el legado que escondía su garaje y se fue animando a recabar más información. A raíz de este inesperado hallazgo, la hija mayor incluso decidió estudiar Historia para profundizar algo más en el «tesoro» patrimonial que tenía en casa. La sensibilidad de los Comas hacia el pasado de su vivienda se ve reflejado en las intervenciones y proyectos que tienen en mente para dar a conocer la sinagoga.
La familia, y especialmente la hija, Ariadna Comas, pretende promocionar el legado judío local a través de un proyecto ahora en desarrollo que ofrece visitas guiadas a los interesados con reserva previa. «Hemos recibido la visita de diferentes personas de origen judío que querían descubrir les restos de nuestra sinagoga e imaginarse cómo debía ser el día a día en este pequeño templo», explica Comas. «Se emocionan cuando entran y sienten el entorno y el sentimiento que se desprende», añade.
Estancias y ampliación
La arqueóloga Anna Maria Puig y el historiador Josep Maria Gironella han publicado los resultados de la excavación y de los estudios posteriores en el último número de la revista científica Annals de l’Institut d’Estudis Empordanesos. Según detallan en su artículo, la primera documentación que cita esta sinagoga data de 1264. Años más tarde, en 1321 se produce una importante reforma que precisa de una licencia que otorga el obispo de Girona y el conde de Empúries para las obras de ampliación de la sinagoga, gracias a la compra de dos casas.
Según ambos expertos, el estudio del historiador local Miquel Pujol describe con mucho detalle cómo era la sala donde se encontraba la «scola superior sive judeorum masculorum», la parte de los hombres; dónde había los asientos («locum sedendi»), bien distribuidos respecto el tabernáculo, situado en una pared donde había la puerta del «aron»; el mueble principal de la sinagoga; y la «tevah», que era la plataforma escalonada desde la que se dirigía el oficio.
El pórtico podría ser original
Además, se cree que el pórtico de entrada a la actual vivienda es el originario del templo sefardí. Lo habría construido Arnau Font, un reconocido artesano a quien se le atribuyen otras obras del entorno como la pila bautismal y las columnas del campanario de la catedral de Castelló d’Empúries y otros elementos del monasterio de Vilabertran.
Por las características de la sinagoga, las referencias documentales y trabajos arqueológicos, algunas hipótesis indican que la edificación podía disponer de alguna «micvé», la piscina para el ritual de purificación, lo que haría aún más destacada la importancia de esta antigua sinagoga. La comunidad judía medieval de Castelló d’Empúries era la más importante de la demarcación, sólo por detrás de Girona y Perpiñán.
Fuente: Diario Iton Gadol