04 Ago De Niza a Israel: ‘Me siento en casa; éste es mi lugar’
La familia Lanker
El Rabino Lanker de 59 años de edad y su esposa emigraron a Israel desde Niza recientemente, uniéndose a tres de sus hijas y precediendo a una cuarta en el país; su familia se siente más segura en Israel que en su lugar de nacimiento.
NIZA.- El Rabino Eliyahou Lanker nació en Niza hace 59 años. A la edad de diez años, vino a Israel solo para aprender en una yeshivah en Bnei Brak. “Es lo que yo quería”, dijo él, como si fuera la cosa más natural en el mundo.
Pero el valiente viaje del pequeño niño duró sólo tres años antes de que él regresara a Niza. Recientemente, él completó el círculo cuando aterrizó en Israel como un nuevo inmigrante, y no tiene intención de regresar esta vez.
“Fue muy difícil para mí dejar Niza -mis padres están enterrados ahí -pero creo que todo ha terminado. Francia no tiene ningún lugar para los judíos hoy en día”.
Junto con el rabino vinieron 144 nuevos inmigrantes con el Movimiento Internacional de Cristianos y Judíos. Ellos recibieron una cálida bienvenida en el Aeropuerto Ben Gurion, y cada uno de ellos partió desde ahí en sus propias direcciones para nuevas vidas en Israel.
Lanker, casado y padre de siete hijos y abuelo de 15 nietos, fue un rabino en la comunidad judía de Niza por 20 años. Él también enseñaba Talmud en una escuela en la ciudad. Hasta hace unos pocos años, su sinagoga estaba completamente llena en Shabbat, pero entonces algo empezó a cambiar. Los feligreses decían que ellos tenían miedo de ir, y los asientos empezaron a vaciarse.
“Hasta hace ocho años, estaba bien aquí para los judíos. En años recientes, el anti-semitismo comenzó. A mí ya me habían gritado ´Judío Malvado´ unas pocas veces”, dijo el rabino.
Tres de sus hijas, Ma’ayanah, Rivkah y Devorah, emigraron a Israel hace dos años. Su esposa, Monique, terminó el proceso hace tres meses y se ha unido a su esposo. Una cuarta hija, Sarah, tiene intención de emigrar con su familia en septiembre, y el resto de la familia planea quedarse en Niza.
El apartamento de Sarah en Niza está ubicado en un edificio habitado exclusivamente por familias judías. Está rodeado de restaurantes kosher, y la sinagoga está cerca. Ma´ayanah y Rivkah fueron a Niza de vacaciones y para celebrar los bar mitzvahs de sus tres sobrinos.
“En Niza, estoy muy asustada”, dijo Ma’ayanah. “Yo no he estado aquí en un año. En la semana que estoy aquí, no salgo sola en la mañana. Obviamente me saco mi collar con la estrella de David. Cuando vivía aquí, no salía en la noche en lo absoluto. Sin embargo, en Israel, salgo hasta las cuatro de la mañana sin miedo. No pertenezco a Niza, aunque nací aquí. En Israel, me siento en casa; es mi lugar”.
Inmigrantes franceses llegando a Israel esta semana
Unos pocos días después del horrible ataque terrorista en la ciudad, la marina de Niza comenzó a regresar a la normalidad. Los lugareños y los turistas pasean a lo largo de ella y se detienen en el monumento temporal para los muertos con muñecas y dibujos para los niños que perdieron sus vidas. Docenas de oficiales de policías y soldados están en el área, lo cual es algo a lo que la gente de Niza no está acostumbrada en lo absoluto.
“Yo aterricé en Niza justo cuando el ataque estaba sucediendo. Se suponía que teníamos que ir por ahí en nuestro camino a casa, pero nuestro vuelo se atrasó media hora”, recuerda Ma´ayanah. Su padre añadió, “Nadie pensó que algo como ese ataque podía suceder en Niza”.
Cuando se les preguntó si ellos habían experimentado algún tipo de violencia anti-semita en Niza, Sarah relató, “Mi hijo no usa kippah fuera de la escuela.
Un día, él estaba usando un sombrero; unos cuantos jóvenes gritaron que él era judío, le quitaron su sombrero y lo golpearon. Él se las arregló para escapar de ellos y correr a casa. Estábamos en shock. Los dos lloramos. En Francia, nosotros no vamos libremente en las calles. Mis hijos solamente salen a la escuela y vienen a casa. Estamos emigrando a Israel porque queremos que nuestros hijos tengan vidas”.
El rabino y su esposa vivirán en Ma´ale Adumim con sus hijas, y el rabino está actualmente buscando trabajo. “Hay temor. Mi esposa no habla hebreo, y ella tiene problema incluso para comprar víveres en el supermercado. Pero creemos que todo saldrá bien”, dijo él con una sonrisa.
Fuente: Ynetnews
Traducción por la Comunidad Judía de Guayaquil.